Vitoria. Lo publicó en exclusiva el pasado sábado día 10 DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA y ayer el Comité Ejecutivo de la Fundación Artium lo certificó por unanimidad: el museo se someterá a una Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en 2013. El presupuesto para el año que viene, como también desveló este periódico en primicia, bajará un 25%, sobre todo tras la decisión reducir sus aportaciones por parte de la Diputación (25%), Ayuntamiento de Vitoria (50%) y Ministerio de Cultura (51%) a la espera de concretar cuál será la postura del próximo Gobierno Vasco. Un tijeretazo que viene a sumarse a los ya vividos por el centro de arte contemporáneo en los últimos cuatro años.

Ahora sólo queda iniciar el proceso de negociación con la parte sindical, aunque el margen sea estrecho. La propuesta del museo, que ayer apoyaron las instituciones públicas por unanimidad, afecta tanto a los 26 trabajadores de la plantilla del centro como al personal subcontratado y se traduce en tres despidos, ocho reducciones de jornada y bajadas salariales genéricas de entre el 7 y el 14% siguiendo un criterio de proporcionalidad.

A esto hay que sumar (o restar, según se mire) la aplicación de otras medidas como la pérdida de las tres cuartas partes del presupuesto para actividades no expositivas, lo que va a dejar la faceta de centro cultural de Artium en unos mínimos escalofriantes. A eso habrá que añadir otras consecuencias, también en el programa de muestras, que vienen a añadirse a, por ejemplo, la prohibición de comprar obras de arte durante este 2012 (que habrá que ver si se prorroga).

De todas formas, "lo que más duele es que estamos hablando de personas", aseguró ayer a este diario el director del museo, Daniel Castillejo, quien quiso recordar que "ante todo, Artium es de todos y cada uno de los alaveses" pero que él va "a dar todo lo que pueda para que el museo no desaparezca".

Con todo, los pasos a dar son ya imparables. Si el Comité Ejecutivo hubiera echado para atrás el ERE o lo hubiera cambiado, los procesos serían otros, pero tras la decisión de ayer sólo quedan tres acciones. La primera, la ya mencionada negociación sindical. La segunda, la aprobación, el próximo 12 de diciembre, por parte del Patronato de los presupuestos para el próximo año, plan de viabilidad, programación de exposiciones... un trámite que se cumple todos los años y que suele servir siempre para hacer balance de asistencia al museo y otras cuestiones. La tercera, presentar el expediente ante quien corresponde. La tercera, seguir con los trámites burocráticos de cualquier empresa en estos casos.

"Nos hemos visto abocados a esto. Estamos ante unos escenarios muy negativos tanto para nosotros como para la cultura en Álava y tenemos que tomar decisiones muy duras pero que son de carácter temporal", describió el máximo responsable del centro, quien asumió que en 2013 toca "vivir día a día" para ver en qué condiciones se llega a finales del año que viene".

Y es que tras los recortes de 2009, 2010, 2011, 2012 y los que ya explicados para 2013, no hay nada que haga pensar que la situación vaya a cambiar en los próximos doce meses. Es más, ya sería todo un logro que no fueran a peor.

¿Y ahora qué? Ante una situación "brutal", según Castillejo, lo que el centro sí quiere asegurar de cara al próximo ejercicio es la existencia de unas "líneas rojas" que aseguren el mantenimiento del plus de calidad que ha hecho a Artium "ser un museo de referencia en el Estado".

Eso no va a ser sencillo puesto que la bajada del 25% en las cuentas se va a traducir en la ya mencionada bajada del número de actividades no expositivas y el ajuste de las muestras previstas. Pero todo ello sin quedarse por debajo de un determinado standar de calidad. "Si se traspasan esas líneas rojas, tomaré medidas", apuntó el director de Artium, cuyo contrato actual termina el próximo otoño, aunque se puede renovar por otros cinco años.

Cabe recordar, además, que en 2013 termina el actual Plan Estratégico del museo y que el centro debería trabajar en la elaboración de su sustituto (estos programas abarcan tres años y son fundamentales para establecer los caminos que Artium debe recorrer durante ese tiempo, una herramienta que ha sido imprescindible para la evolución del proyecto durante su primera década de existencia).

Con todo, ante la situación actual y con las consecuencias personales del ERE, cuestiones como ésta parecen quedar en un tercer plano. Al fin y al cabo, la medida va a tener consecuencias con nombres y apellidos. Tal vez, por eso sorprende todavía más que ayer ninguna de las instituciones que conforman el Comité Ejecutivo de Artium ofreciera ningún tipo de explicación pública de lo que acontece con el museo, algo explicable en el caso de los gobiernos de Mariano Rajoy y Patxi López puesto que su actitud hacia el centro de arte contemporáneo es de sobra conocida, pero no así en el caso de la diputada de Cultura y presidenta de este órgano de dirección, Iciar Lamarain.

A lo más que llegaron los responsables públicos es hacer un comunicado de diez líneas que anunciaba la aprobación por unanimidad del expediente y que agradecía "la profesionalidad, dedicación y trabajo" de las personas que componen el proyecto de la infraestructura. Así que fue Daniel Castillejo el que dio la cara ante los medios de comunicación consciente de que con este tipo de decisiones "sufre Artium, sufre la cultura de Álava, sufre la gente".

Otra piedra en el camino Es indudable que el ERE, por cuanto afecta de manera directa a los trabajadores y trabajadoras del museo, es el golpe más duro que ha sufrido el museo en su corta aunque intensa vida. Sin embargo, ésta es una situación que se veía venir teniendo en cuenta los recortes desde 2009.

En estos años, el museo ha bajado el número de exposiciones y de actividades paralelas, ha subido sus tarifas, ha cambiado sus horarios para cerrar al mediodía, ha dejado de comprar obras de arte... una realidad que en la que ahora se va a profundizar con el expediente laboral y el resto de medidas contempladas en el plan de viabilidad.

Y la razón que impulsa todas estas medidas es siempre la misma, la reducción del presupuesto, aunque sería más adecuado hablar de la retirada de las instituciones ya que la aportación privada, aunque haya caído algo en este tiempo y también se vaya a reducir en 2013, ha bajado pero, ni de lejos, tanto.

La Diputación, como institución de mayor peso dentro de la fundación del centro, el Gobierno Vasco, el Ayuntamiento de Vitoria y el Ejecutivo central están, en realidad, haciendo en el espacio de la calle Francia lo mismo que en el resto de lo que depende de sus departamentos de Cultura: escapar, más rápido o más lento, de sus compromisos, sobre todo económicos. No hay duda que en el caso de Artium, la situación actual es el peor de los escenarios para cerrar un 2012 que debería haber sido de celebración por el décimo cumpleaños del centro.