la mítica casa francesa emitió hace un poco un comunicado en el que lo decía alto y claro: "La firma Balenciaga y el modisto Nicolas Ghesquière han decidido de mutuo acuerdo poner fin a su colaboración". Una pena. Ya que desde que la maison se quedara huérfana de su genial creador, Nicolás Ghesquière ha sido su alma mater y el culpable de su éxito. Considerado como una de las figuras más relevantes del actual universo de la moda, Ghesquière, de 41 años, presentó su última colección prêt-à-porter para Balenciaga a finales del pasado septiembre, en la última Semana de la Moda de París y parece que la separación será efectiva a partir del 30 de noviembre.
La labor de encontrar un sustituto será complicada... sobre todo porque cuando en 1968 el genio de Getaria echó la persiana de su prestigioso taller de moda, la casa Balenciaga se enfrentó a un dilema similar al que vivieron muchas de las grandes marcas creadas por un diseñador tan potente como lo era el maestro vasco: ¿quién podría sustituirle al frente de la firma que lleva su nombre? La pregunta tardó tiempo en obtener respuesta. De hecho, desde que el propio Balenciaga cerrase el taller (el gran modisto murió cinco años después) la casa pasó por un largo período de hibernación hasta su compra en 1988 por la firma francesa Jacques Bogart.
Pero la bella durmiente debió esperar hasta 1995 para encontrar, en la persona de Nicolás Ghesquière, al príncipe encantado digno de despertarla (su predecesor, el belga Josephus Thimister, fue despedido después de un desastroso desfile en el que contó con la participación de una banda que dejaba sordas a las personas), y la firma tuvo que reposar hasta 2001 para encontrar en el grupo Gucci su gran respaldo. El grupo Gucci pasó a tener, después de una operación con Bogart, el 91% del capital de la casa, y Nicolás Ghesquière, el joven director de Balenciaga, el resto.
Según afirmó en su momento la empresa, "trabajando con Ghesquière el grupo Gucci prevé acelerar el desarrollo de Balenciaga como marca de lujo en el nivel global, basándose en la excepcional tradición que pueda contar en el mundo de la moda y concentrándose en ropa femenina, accesorios y perfumes".
Y lo hizo, vaya si lo hizo. De hecho, desde aquel momento, la empresa ha abierto negocios con franquicias en las capitales mundiales de la moda y ha activado un plan de ampliación de su presencia en el mercado.
¿Recuerdan el furor que sufrió el mundo de la moda hace unas temporadas por los pañuelos palestinos? ¿Adivinan el culpable? ¡Bingo! Fue Nicolás Ghesquière para Balenciaga. e