MADRID. "En la infancia y en la adolescencia todos hacen lo posible por encajar en todo, por no ser distintos. Y yo quiero transmitir la idea contraria y es que se acepte con buen grado el hecho de ser distinto, diferente a los otros o al grupo, porque esto les hará especiales", ha afirmado hoy en una entrevista con Efe John Boyne, quien está en España estos días presentado su nueva obra.
"El increíble caso de Barnaby Brocket", publicado por Nube de tinta, una colección de Mondadori, se publicó hace dos meses en Inglaterra, y el español ha sido la primera lengua a la que se ha traducido.
El libro nace con la pretensión de tener el mismo éxito que obtuvo Boyne con "El pijama de rayas", una obra que para su autor ha sido toda una bendición y una suerte que le ha hecho "más ambicioso literariamente".
La nueva obra de Boyne, que va dirigida "a jóvenes como adultos", según él mismo ha dicho, aunque en este caso le interesan mucho los lectores varones de alrededor de ocho años, cuenta la historia de Barnaby, el tercer niño de una familia empeñada en ser normal, tan normal que solo piensa en el qué dirán y en cómo les miran los demás.
Pero Barnaby no es "normal", porque ha nacido sin obedecer a las las leyes de la gravedad y su estado natural es el de flotar, desde que en el minuto uno de su nacimiento salió disparado hacia el techo.
Una idea que a la madre y al padre, a la familia Brocket, no les gusta y no la aceptan y, tras varias humillaciones al chaval, deciden que lo mejor es abandonarle y dejarle volar. Ahí empezará el aprendizaje de este niño, ya de ocho años, quien se tropezará con personas, paisajes, mundos y libros que le enseñarán que ser distinto no es malo, sino todo lo contrario.
Comparado con su admirado Roal Dhal, el autor inglés creador de de títulos tan emblemáticos como "Matilda", "Charlie y la fábrica de chocolate" o "Volando solo", Boyne en "El increíble caso de Barnaby Brocket" dibuja a unos padres sin piedad, que abandonan a sus hijos, como en algunos libros de Dhal.
"Sí, estos padres salen mucho en los libros de Dhal -ha argumentado Boyne-, y en esta novela Barnaby tiene unos padres tremendamente horribles". Luego, en el libro también van apareciendo otros personajes que han sido abandonados por sus padres, lo que les obliga a tener que madurar prematuramente.
"Pienso que a los niños y jóvenes -continúa- les gusta mucho leer este tipo de historias, en las que los malos son los adultos, y los padres y los niños, los héroes. Les encanta ver que hay niños que, aunque son horribles para sus padres, luego ellos hacen cosas maravillosas".
Al igual que el protagonista de "El niño del pijama de rayas", la lectora de libros, de títulos clásicos, en los niños es nuclear. Y en su nueva novela, el escritor lanza una especie de pequeño canon infantil, con lecturas básicas de iniciación, como Dumas o Julio Vernes. Una canon al que añadiría, sin duda, a Harry Potter, ha precisado Boyne.
El autor, que alterna la escritura de libros para jóvenes -lo hace en tercera persona-, con la ficción para adultos- que la escribe en primera persona-, ha querido dejar claro que le interesa captar a niños lectores, "porque ya se sabe que las niñas leen más y que hay muchos libros para ellas".
"Me gustan los personajes de ocho o nueve años por su inocencia y encanto y también que sean varones, porque hay menos cosas para niños de esta edad que para niñas", concluye el autor de "El ladrón del tiempo".