Donostia. El filósofo bilbaino Daniel Innerarity ha sido galardonado con el del premio Euskadi en la modalidad de ensayo en castellano gracias a la obra La democracia del conocimiento.

¿Qué supone para alguien como usted, acostumbrado a recibir premios, esta distinción?

Los premios no hay que maximizarlos ni minimizarlos, tienen una relativa importancia, y sobre todo, en este ensayo, que tiene muchas dificultades como género para hacerse oír, para ser atendido por la sociedad. Pero el premio ayuda a que la obra tenga una cierta resonancia pública y es importante que haya un público, un lector crítico que lea asuntos más allá de literatura y otros géneros. Así se les puede ayudar a entender lo que está pasando en la sociedad, y las cuestiones básicas de la convivencia social y política. Esta es la mayor ganancia de este tipo de premios.

'La democracia del conocimiento' es el segundo volumen de una trilogía. ¿Cuándo tiene previsto terminar el tercer libro y de qué trata?

Es una trilogía cuyo tema genérico es la democracia compleja, una democracia que se enriquece cuando es compleja. En este segundo libro trato esa mejora de la democracia, que requiere una gran inyección de conocimiento, del saber en la toma de decisiones, en la política del saber experto, en el valor que damos a la educación y cómo se articula el saber en la sociedad contemporánea. El tercer libro tratará de la complejidad de la democracia cuando ésta tiene que adecuarse de alguna manera a espacios más del estado o del ámbito nacional, concretamente Europa, que tiene dificultad para hacer coincidir la legitimidad democrática en las decisiones y también en el ámbito de la futura gobernanza global. El libro lleva su tiempo y todavía tardará un par de años.

El jurado recalca la identificación de las claves de la decadencia del sistema político actual. ¿Cuáles son esas claves?

Lo planteo en términos positivos para ver cómo podemos hacer para mejorar la sociedad. En este libro analizo un conjunto de factores que tienen que ver precisamente con las decisiones, porque buena parte de nuestros problemas sociales vienen de la falta de conocimiento necesario. La actual crisis económica procede fundamentalmente de un fallo de conocimiento, de considerar que la economía era una ciencia exacta cuando es inexacta en un conjunto social y político.

¿Los gobiernos hacen suficiente por ese conocimiento?

Hay una excesiva confianza en la economía entendida como medición exacta de cálculos y de riesgos y poco esfuerzo político por esa reflexión económica para que se tengan en cuenta criterios sociales y políticos. Mientras la política de la economía no dialogue de tú a tú y sigamos con una enorme subordinación, andaremos por mal camino.

¿Cuáles serían las claves para tomar esas decisiones inteligentes de forma colectiva?

Las sociedades deben vivir mirando al futuro y menos focalizadas en el presente inmediato, que se desarrolle esa capacidad de anticipación.