Donostia. Desde entonces, el cineasta donostiarra (1958) no había vuelto a presentar una película en su ciudad. Lo ha hecho en esta edición, aunque cobijado en una película coral, Siete días en La Habana.

¿Cómo se involucró en esta película a catorce manos?

Se trataba de ir a Cuba, y trabajar de fuera adentro, mirar de cerca. Les dijo que yo no conocía demasiado La Habana y ellos me respondieron: 'Por eso'. Solo había estado en el 96, con Tierra, en el festival de cine de la ciudad, y me quedé alucinado con la gente, es uno de los pocos lugares en el mundo donde sus habitantes tiene una calidad humana extraordinaria. Como no hay burbuja de clase, lo comparten todo, incluso el vivir muy mal, porque viven muy mal. Son generosos y tienen mucho talento, les gusta la cultura y se aprende mucho de ellos. Son muy especiales... (se queda pensativo).

El cuento, sobre un triángulo amoroso, parece escrito para usted.

De hecho, lo es. Había varios cuentos de Padura para elegir, y yo le pedí que me escribiera un cuento sobre un triángulo (ríe para sí mismo), y desde el punto de vista de un español, para que yo pudiera entrar. Su mujer (la cineasta Lucía López Coll) escribió la primera versión, yo hice una segunda y después, con los actores, intercambié e-mails y la historia fue modificándose.

¿Por qué cree que lo escogieron?

Supongo que buscaban diversidad, aunque entiendo muy bien por qué eligieron a Cantet o Tabío, por ejemplo. Y el corto de Suleiman me encanta. Monté la película en el portátil, con un disco duro y un ayudante, en dos semanas. Y en el mismo ordenador volví a conectarme con Aspasia.

¿Qué le interesó de Aspasia?

Siempre me ha gustado mucho la Historia, especialmente la Grecia clásica. Me he encerrado en casa escribiendo diez horas al día. Ahora la echo de menos, he vivido a través de ella, conectado a la grecia clásica. Vivir la vida de otra persona es un ejercicio bestial. Me ayudó a moverme, a veces hay que moverse, cambiar.

¿En qué ha desembocado ese movimiento? Habló de un proyecto titulado Los bosques de Jon...

Sí, estoy preparando el guión que transcurre en el País Vasco, Sevilla, México, Miami y California... Se rodará en inglés, castellano y euskera. No diré más.

¿País Vasco y Miami? ¿Algo relacionado con Jai alai?

Algo de eso hay.

Vuelve al Festival.

Ha cambiado todo, este curso es histórico para el cine español. El festival sirve para encontrarse y disfrutar del cine, en un momento el que la necesidad de cine en España ha bajado mucho.

Presentó 'Caótica Ana' en Toronto, días antes del inicio del Zinemaldia. Dijo que le había dado pena pero que no quería que la película saliera marcada de inicio.

De hecho me ofrecieron traer Lucía y el sexo (previa a La pelota vasca) y dije que no. Hay cierto sector de la crítica que... Pero cada vez me gusta más Donosti, estoy teniendo un reenganche afectivo, me gustaría vivir aquí otra vez, no todo el tiempo, pero aquí sería feliz. Cuando volaba desde París, la miraba desde la ventanilla: tan bonita...

Lleva dos años en Los Ángeles. ¿Cómo se vive en esa ciudad?

Se vive mucho de puertas adentro, y se vive muy bien, tienen unos jardines preciosos. Puedes pasarte semanas sin salir de casa. No te cruzas con la gente porque nadie pasea, todos van en coche. Es como si vivieran en cápsulas. Para trabajar está muy bien, la gente es muy seria y muy profesional. Tenemos que aprender mucho; tenemos un estereotipo de los americanos fundado en su política internacional, pero son muy amables. Conduciendo, por ejemplo, no hay ninguna tensión. Allí hay trabajo, yo no puedo trabajar en España.

El cine español...

El barco se hunde ya, y hay quien se frota las manos. Todo el mundo habla de las subvenciones, y no de que con poco dinero público, se daba trabajo a mucha gente y se sostenía una industria plural y variada, con gente especializada, en cuya formación se ha invertido, y ahora no tienen trabajo. Todos tenemos la culpa, nosotros no hemos sabido gustar más. Hasta hace cuatro años, los jóvenes de entre 16 y 24 años iban al cine en cuadrilla, ahora se descargan cien películas y no las ven. Y el Gobierno nos ha dejado abandonados, y en eso hay un cálculo claro.

...

El ministro de Cultura está haciendo historia. Ya veremos si queda algo dentro de dos años, igual desaparecen los premios Goya. Nos llaman los 'no a la guerra'. ¿Qué había que hacer? ¿Decir que sí a la guerra?