Fue a finales de 2009 cuando la Fundación Caja Vital abrió Made in Spain. 101 iconos del diseño español, una exposición divulgativa en la que se hacía un repaso a varias generaciones de producción industrial y su unión con el mundo de la cultura y la representación social. Y esos son los pilares que han llevado al espacio de la plaza de los Fueros a hacer una especie de segunda parte pero, en esta ocasión, poniendo sus ojos en Estados Unidos. De esta forma nace Made in USA, que se podrá ver hasta el próximo 2 de septiembre.
La cabecera del imperio para unos, la gran potencia mundial para otros. No hay duda de que el país norteamericano genera reacciones y sentimientos de lo más encontrados a este lado del Atlántico, aunque nadie puede negar su capacidad para hacerlo todo, lo bueno y lo malo, a lo grande. La muestra no pretende ser un repaso minucioso ni un estudio en profundidad de lo que a lo largo del siglo XX y lo que va de este XXI ha salido desde sus entrañas en lo que respecta a la música, el arte contemporáneo, el cine, la gastronomía, las nuevas tecnologías, la arquitectura, la industria del motor, la literatura..., sino un singular escaparate desde el que dar pinceladas de una manera de entender la cultura del ocio, el consumo y el diseño. Por ello, el montaje de la exposición se presenta como un gran centro comercial donde casi todo se puede llevar en un carro de la compra.
Made in USA quiere ser, además, una guía práctica pensada sobre todo para los jóvenes, para que vean de dónde vienen muchos de los elementos que hoy son para ellos algo cotidiano. Es decir, para llegar al iPhone antes hubo que empezar por teléfonos mucho más rudimentarios. Y así con otros productos en cuya difusión y crecimiento también ha jugado un papel importante el diseño y la aplicación a la industria de conceptos y prácticas artísticas. Eso sí, aunque la exposición resalta también aquellos hallazgos que no nacieron en Estados Unidos pero cuyo desarrollo y potenciación fundamentales se produjo allí, prefiere no adentrarse en el hecho de que muchos de estos utensilios tuvieron su valor inicial en el sector militar.
Éxito. Es la palabra clave que puede unir a todo lo presentado al público. Desde Andy Warhol hasta Coca-Cola. No están ni Lehman Brothers, ni las hipotecas subprime ni nada de lo que, por ejemplo, ha conducido al mundo occidental hasta la situación actual. Lo importante es el icono, la imagen que ha trascendido. Por eso se han conseguido meter en el espacio coches de grandes marcas como General Motors, aunque no se mencione su actual situación laboral o los procesos de deslocalización.
Sin embargo, sería de ciegos no ver el saber hacer que el país norteamericano demuestra a la hora de llevar más allá del simple consumo muchas de sus creaciones. No por nada el MoMA de Nueva York expone Harley Davidson.
En lo que respecta, en concreto, al hecho cultural, tampoco se puede negar que Estados Unidos ha sido y es una maquina productora de géneros, estilos, estrellas, mitos, modos, formas y fondos. El ya mencionado Warhol se mezcla así en este abanico con Stephen King, Ernest Hemingway, John Dos Pasos, Bruce Springsteen, Elvis Presley, BB King, Marilyn Monroe, Clint Eastwood, James Stewart, Ralph Lauren, Calvin Klein o Frank Gerhy, entre otros.
Como en el caso del sector industrial, tampoco se pretende aquí llegar a grandes profundidades, sino presentar un catálogo de aquello que ha tenido una especial influencia o relevancia en Europa y, más en concreto, en el Estado.
Sobre todo a base de diferentes colecciones privadas (algunas ya conocidas por la Sala Fundación como la de Maite Mínguez, que en 2008 sirvió para dar forma a otra exposición en este mismo espacio sobre la figura de Marilyn) se ha confeccionado una muestra que la Obra Social de Caja Vital quiere dirigir de manera especial a un público familiar (de hecho -qué hay más norteamericano- se puede hacer el recorrido cogiendo al inicio del mismo palomitas y refrescos de Pepsi y Coca-Cola).
Todo a lo grande. Es el lema que parece siempre reinar en Estados Unidos. Y es la filosofía que recoge Made in USA. Habrá quien acceda a la muestra y se quede ahí. Habrá quien vea más allá del escaparate. Y habrá quien ni siquiera quiera entrar por los odios que siempre levanta el país. Pero eso ya es cuestión del público.