santiago de compostela. Manuel Fernández Castiñeiras, un electricista con sólidas convicciones religiosas y habitual en la misa de 7.30 de la Catedral de Santiago, es el presunto autor material del robo más espectacular en la historia de Galicia.

De carácter reservado, vecinos que conocen al sospechoso principal lo definen como "un hombre metódico" que lleva una vida "marcada por las costumbres". De hecho, aun después de la desaparición de esta joya del siglo XII, hace un año, este exempleado del templo, vecino de Milladoiro, núcleo de población del Ayuntamiento de Ames, mantenía entre sus rutinas la asistencia al culto a primera hora de la mañana, aunque ya no recibía la Comunión.

Casi 365 días después de la desaparición del Códice, Fernández Castiñeiras ha sido detenido, y con él, su mujer, uno de sus hijos, y la pareja de éste, que podrían ser considerados como cómplices. Castiñeiras fue despedido cuando las autoridades eclesiásticas se vieron obligadas a regularizar la situación laboral de sus empleados. Hasta entonces, prestaba servicios de forma continua en la Catedral, donde se encargaba de los trabajos de mantenimiento. Según ha sabido Efe, este técnico electricista mantenía fuertes discrepancias con el deán, José María Díaz, responsable del Archivo catedralicio en el momento de la desaparición del Códice, por unas supuestas facturas que se le adeudaban. Asimismo, según las mismas fuentes Fernández Castiñeiras incluso habría llegado a poner precio a este manuscrito, aproximadamente 40.000 euros, la cantidad que, según él, se le debía por sus trabajos. El deán José María Díaz aseguró ayer que hacía ya tiempo que tenían "certeza absoluta de la persona que había sustraído el Códice".