París. El director de orquesta Iñaki Encina Oyón, que hoy dirige la ópera La Finta Giardiniera, de Mozart, al frente del Atelier Lyrique de la Opera Nacional de París, es un artista que no conoce la crisis, que en su campo, asegura, beneficia a los jóvenes a quienes se les dan oportunidades. "Yo no me quejo, mi carrera va avanzando y voy a mejor. Las ofertas de trabajo no me faltan", también porque saben "que soy más barato que una persona que tiene 20 años de carrera", explica este artista que nació Escoriaza (Gipuzkoa), pero que creció en Vitoria, donde empezó a formarse dentro del mundo musical.
La crisis "no nos afecta a todos igual", las casas de ópera "están dando oportunidades a los jóvenes", pues es mejor que pagar a una estrella con un presupuesto enorme, indica Encina Oyon. "Lo peor" es cuando coinciden las oportunidades, como ahora, que el Teatro Real le proponía colaborar en unas Bodas de Figaro, en Madrid, pero tenía esta producción en París.
Encina Oyón tampoco tiene prisa por dejar de ser asistente de grandes directores de orquesta, como Thomaw Hengelbrovk o Emmanuelle Haïm, y convertirse únicamente en director, como es ya a veces y como ejercerá hasta mañana en la MC93 de Bobigny, uno de los principales escenarios de los alrededores de París.
Dado que se puede dirigir hasta una edad indefinida dice no tener prisa, pues está empezando, aprende mucho junto a los grandes directores y disfruta de la ausencia de presión que ofrece ese puesto privilegiado que le permite además "reflexionar sobre la interpretación" y sobre cómo haría él las cosas.