EL rock los cría y ellos se juntan. Unen trayectorias, gustos e intereses. El camino es similar. Cada uno realiza su propio bautismo. Se baña en las aguas del decibelio y explora por su cuenta. Descubre, se apasiona, se hace adicto. Y llega la comunión. El aficionado salta al otro lado y rasga unas cuerdas, sopla unas notas, acaricia unas blanquinegras. Puede pasar varias veces en la vida, con sucesivas comuniones que llevan a la confirmación. Entre psicodelia, melodías rock y efluvios folk se encontraron cuatro músicos gasteiztarras. No podían llamarse sino Sacramento.
Se conocían de ese núcleo musical que es el bar El Abuelo. De tocar en Lords of the Hawk, tributo a Hawkwind. De verse en conciertos. De cruzarse en locales. Y se juntaron para abrir veta en un campo aún por descubrir. "Faltaban bandas de psicodelia en euskera", recuerda Anton Mikhailovsky, que se encarga de bajo y sintetizador, y añade voces al conjunto. Cantan en euskera, pero empezaron en inglés, por eso de la empatía entre rock y cultura anglosajona, algo que se ha ido abriendo hasta desaparecer en las últimas décadas.
"La idea era tirar a lo que había hecho Itoiz en su primer disco; pero con una manera de verlo más cafre, estilo Stooges o dándole un rollo más Black Sabbath", recuerda el guitarrista Asier Fernández, que sólo había probado con las voces, en inglés, con su otra banda, The Soulbreaker Company. "Y nunca había cantado en euskera, salvo en casa algún tema de Benito Lertxundi".
Las raíces del folk y las de la mitología vasca entrecruzan culturas en un proyecto que acaba de registrar sus primeros temas, un CD con cinco temas -Nire lurra, Loreak, Zure begiak, Argipean jaioa y Suaren ama aizpean- que ya puede descargarse gratis en http://sacramento1.bandcamp.com/ o comprarse a 3 euros en El Abuelo, Gora, Cooper y Karma. Un disco que grabaron en la tranquilidad del agosto pasado en la sala Jimmy Jazz, con Aritz Uriarte -todo en directo, menos las voces-, y que servirá como carta de presentación antes de que el grupo entre a grabar nuevos temas a finales de año...
Tras estrenarse en el Gaztetxe y rodar por varios locales, fue "a partir del tercer bolo cuando le pillamos el rollo", recuerda Asier. Sacramento -completan el grupo Txus Dr. Sax (guitarra y voz) y Juancar Rentero (batería y percusión)- empezó a unirse, a comulgar, a destilar esas influencias del grupo de Juan Carlos Pérez y de otras bandas como Pink Floyd, Dead Meadow o Dungen. Ahora toca "dar a conocer los temas". ¿Y por qué no con un disco a la manera clásica? "La gente no se puede gastar tanto", opina Asier. "Éste es un precio de crisis", apunta Anton. "La idea que tenemos es que el próximo sea un diez pulgadas con dos temas por cada cara. Por ejemplo Down, de Phil Anselmo, ha sacado últimamente cuatro EP. Ha cambiado todo, por eso ya no existen los discos de caras B".
Ha cambiado todo. Hay que apurar los días de grabación para no dejar temblando la cartera. Hay que afinar las agendas para no descuidar los quehaceres. Lo que no cambia son las ganas de seguir haciendo música, a las que se añade ese virus que provoca que los grupos se entremezclen y se reproduzcan, multiplicándose cual panes y peces. Otra vez se cuela la comunión...
The Soulbreaker Company, Arenna, Alicia en el País de las Marranillas, The Junk Band, Malayan Krait, Countach... Son algunas bandas en las que han tocado o tocan estos cuatro músicos que se unen -¡ensayan incluso por la mañana!- en busca de nuevas sonoridades, que ya han cautivado a algún presentador de Radio 3, y que estarán este jueves en Karma Taberna, el sábado en el Harvest Rock Fest de León, y el 7 de julio, como en su estreno, en el Gaztetxe. Porque la psicodelia gusta de volver a la primera nota en busca del mantra. O de la comunión. Sí, ese sacramento que sienta bien a todos los platos musicales.