sorpresa mayúscula la de hace diez días cuando los directivos de la cadena librera y responsables de la productora anunciaron la muerte venidera del nuevo programa del chico de Reus, Buenas noches, B.F, que apenas ha podido dar dos bocanadas en antena y ya lo mandan retirar. Ciertamente los programadores de A3 habían diseñado para el prime time de los domingos noche, una concatenación de programas minoritarios para enfrentarse a la película de La 1 y la intratable Aida que mantiene su hegemonía gracias a un chusco y barriobajero humor. Esta muerte súbita del revisado programa personal de Andreu ha dejado estupefactos a los numerosos, pero no suficientes seguidores de este showman de la televisión que ha hecho del monólogo y la entrevista a tumba abierta un producto de éxito en los últimos diez años, en estos momentos amenazado de inminente desaparición. Programar Buenafuente y Sarda en secuencia temporal ha sido un desacierto que curiosamente ha quemado al valor seguro de la cadena, tolerante con los caprichos más o menos acertados de Sardá que de momento se mantiene en la pelea dominical nocturna. Ni el nuevo look del plató, ni el montaje de la espléndida orquestina de Joan, ni la nueva cirugía estética de Andreu, además de la presencia más activa de Berto y la incorporación de José Corbacho han servido para mantener vivo un producto que no es de prime time y que requiere un nicho más de late night, horario en el que ha funcionado. Corbacho ha anunciado su inmediata marcha a la competencia y la pelea entre T5 y A3 está al rojo vivo con audiencias, programaciones y profesionales alineados en dura batalla por audiencia y pasta mientras BF da vueltas al magin para encontrar la clave del fracaso. La tele es así de casquivana y puntuar por debajo de la media/cadena supone la eliminación ipso facto de la inversión no rentable.