Vitoria. En Barrio Sésamo, dos muppets procedentes de Marte, bautizados onomatopéyicamente Yip Yips, poseían un libro en el que podían descifrar todos los objetos. "Li-bro, li-bro, li-bro...", repetían constantemente, cuando la realidad les superaba. Eso son, al fin y al cabo, los libros, contenedores que ayudan a afrontar lo cotidiano -conocerlo mejor o malinterpretarlo- o juegan entre sus paisajes.
Los datos aseguran que el entorno del libro se congela e, incluso, desciende poco a poco, en un goteo de páginas. Menos empleos en el medio editorial, menos producción, menos lectores. Consume libros la mitad de los vascos, tirando más de las cifras mujeres que hombres. No es raro, entonces, que dos estén al cargo de las bibliotecas más activas de Gasteiz, que no se pierden la celebración del Día Internacional del Libro, adelantada del oficial lunes a mañana para exprimir el finde.
Recitales, visitas, bertsos, música, liberaciones de libros, cuentacuentos, talleres... De repente, por unos días, todo es libro. El buque editorial iza tapas y se pone a toda página, olvidando sus mareas. En Artium, cuya biblioteca coordina Elena Roseras, se inaugurará una exposición bibliográfica en torno al tema de la temporada, el Guernica, se realizará la tradicional lectura de textos de arte y cultura -12.00 a 19.00-, se desplegará una nueva edición de su pionero bookcrossing, y se acabará la jornada con un recital de poesía y piano a cargo de los versos de Michel Gaztambide -último premio Goya al mejor guión junto a Urbizu- y Karmelo C. Iribarren y del piano de Joserra Senperena.
En la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, que guía Teresa Castro, también será la de mañana la jornada central de la celebración del día internacional, con la promoción de la poesía como base. Por la mañana (10.30 a 13.30), tomarán parte los alumnos de centros socioculturales de mayores, coordinados por Pilar Corcuera, y del Instituto de Enseñanza Media Samaniego, a cargo de Arantza Semprún. Por la tarde (17.00 a 19.30), asociados de Krelia.a, integrantes de La Botica o de El Club de los Poetas Rojos -creadores literarios todos, al fin y al cabo- tomarán el relevo, y, como en el museo de arte contemporáneo, la convocatoria será abierta. En torno a Ignacio Aldecoa, cuya estatua se levanta cada día leyendo, la actividad también se dará el lunes 23, con un cuentacuentos centrado en Dickens, a las 18.00 y a cargo de Iñaki Carretero, y con una cita con el bertso en la que convivirán el maestro Andoni Egaña, Rikardo Gonzalez de Durana y Zigor Enbeita.
Armería, Ciencias Naturales y, sobre todo, Bellas Artes y Bibat harán también su guiño. Todos los visitantes del sábado en los espacios forales recibirán un catálogo como regalo. En Bellas Artes, además, se visitará una selección de obras inspiradas en libros o escritores, mientras que Bibat se centrará a través de tres visitas -10.00, 11.00, 12.30- en otro volumen, la Constitución de Cádiz, que cuenta con una baraja en la colección e inspirará un taller infantil de marcapáginas.
Actividades el viernes, el sábado... Y la ya clásica feria de la Plaza Nueva, sábado y domingo, en dos jornadas ininterrumpidas de 10.00 a 21.00 horas. Ayala, Elkar, Casa del Libro, Anegón, Zuloa y Abac sacarán sus baldas a la calle junto a la librería Sekhmet, la Fundación Engels, la Asociación para el Estudio de la Cultura Cátara y Apdema, a los que se añadirá una mesa ubicada para firmas de autores. Como siempre, la música, los sorteos de libros y el 10% de descuento de los volúmenes aderezarán la velada.
"Es básico que haga bueno", asegura Gonzalo Villate, presidente de los libreros. En abril, siempre llueve tinta. El problema llega cuando pasa su página del calendario. Aunque la Casa de Cultura mantiene sus inversiones para adquisición de volúmenes, su personal ha tenido que redistribuir labores y asumir este año la elaboración de las guías y los programas de animación a la lectura. En Artium tienen una reducción general del 10% que ha afectado a las desideratas, solicitudes de adquisición de libros por parte de los inscritos. Sus 83.000 ejemplares y los 212.000 de Ignacio Aldecoa -a veces, da la sensación, centros desaprovechados por el público- no sólo abren estos días. Tampoco las librerías. Aunque hasta el lunes todos digamos "li-bro, li-bro, li-bro...", aunque Lakua se saque ayer de la manga un Plan de Lectura. No es sólo cosa de estos días. El libro siempre está ahí, esperando devolver las cosquillas de nuestros dedos con el masaje de sus líneas.