Nueva York. "Alérgico a la disciplina", el divertido e inteligente director creativo de Kukuxumusu sonríe con facilidad, es de imaginar que por "mi capacidad de estar contento". En su amplio ático neoyorquino se pierde con sus fieles musas y unas espléndidas vistas -le gusta contemplar el Empire State desde su anárquico estudio-, y gracias a las nuevas tecnologías Mikel Urmeneta (Pamplona, 1963) puede dirigir el departamento creativo de su empresa a 7.000 kilómetros, en su "ciudad favorita", desde 2005. Y, en plena crisis, venden millón y medio de camisetas al año. Con flexibilidad y buen humor.
Los medios de comunicación hablan a veces de usted como si viviera en la Luna, pero creo que tiene los pies en el suelo. No se me ocurre otra manera de tener éxito en un negocio emprendedor.
Suelo decir que tengo un pie en el suelo y el otro flotando. Y es un poco verdad. Pienso además que, si no es así, es muy difícil avanzar en cualquier proceso creativo.
Volando a Nueva York una azafata me dijo que "si no quieres trabajar, trabaja en algo que te gusta". ¿Comparte esa afirmación? Diría que se divierte trabajando...
Yo no sé muy bien cuándo estoy trabajando y cuándo no. Cuando dibujo me entretengo, cuando me relaciono con gente aprendo, cuando estoy pensando estoy creciendo... Hay que intentar integrar el trabajo en tu vida de forma positiva. Sé que no es fácil, y menos ahora.
Parece que dibuja, saluda, etc., como si siempre estuviera jugando. ¿Esa es la forma más divertida de crear y de vivir?
Lo trascendente rara vez te sorprende. No hay que estar todo el día metido en esa burbuja de sustancialidad. Somos unos bichos que sólo tenemos 5 millones de años en la Tierra. Eso no es nada en la historia de la evolución. No somos nada. Hay que tomarse la vida y la realidad de una forma más relajada. Hay mucha información detrás de las pequeñas cosas.
Para vivir casi en las nubes (un ático en Union Square), la agenda la tiene llenita. Por ejemplo, en Nueva York ha estado trabajando ahora con Buenafuente. Además de humorista y buen comunicador, es todo un artista, ¿no?
Andreu es un ser excepcional. Tiene alma de artista, no para de crear. Y crea en muy diferentes frentes. Y, sobre todo, es buena persona y buen colega. Hace tiempo que cuando nos juntamos en algún lugar del planeta nos ponemos a pintar murales enormes (y no tan enormes) a cuatro manos. En su última visita a NYC pintamos un tríptico sobre el pasado, presente y futuro de la sociedad. Pronto podréis ver el resultado.
¿Qué otros proyectos están tramando juntos?
Además de estas acciones individuales, siempre hablamos de proyectos de todo tipo relacionados con la tele, la fotografía, el cine... Son momentos difíciles para todo el mundo, y a veces de esas conversaciones locas salen conclusiones y soluciones muy cuerdas. Nacen ideas.
¿Le hizo ilusión diseñar la camiseta de las mujeres vascas para Eusko Ikaskuntza, de cara al Día Internacional del Euskera? ¿Qué feedback han tenido?
Hace mucho tiempo que colaboramos con Eusko Ikaskuntza en la realización de camisetas con temática vasca, sobre la cultura, la historia y la sociedad de Euskal Herria. Fue un acierto diseñar esta camiseta de mujeres vascas y felicito a Asisko y a Lola Valverde por su contribución. Está teniendo mucha repercusión, y eso es importante.
Nueva York resulta un lugar muy energético para creadores e intelectuales de diversos pelajes. Allí se regenera mucho, ¿verdad?
Más que todo en Nueva York no tienes tiempo de aburrirte ni de la ciudad ni de ti mismo. Vives en un videojuego en el que tú eres el protagonista.
Es amigo de Kirmen Uribe y Eder Montero, y conoce a Aizpea Goenaga, Bernardo Atxaga... ¿Sinergias inevitables entre vascos o porque las personas cosmopolitas nacen, se conocen y se hacen amigas?
Cuando haces cosas visibles es más fácil coincidir con gente que también hace cosas visibles. Tú conoces su trabajo y ellos el tuyo; a partir de ahí te unen muchas cosas: el origen, la creatividad, la curiosidad, la juerga...
¿Suele estar en contacto con otros artistas vascos, como Abigail Lazkoz o Itziar Barrio?
Les conozco, pero nos vemos cada mil años. Aunque los veo más que a mis propios hermanos.
¿Y con los que no son vascos?
Hay gente a la que no le gusta este trasiego de gente. Prefiere el concepto grupo (cuadrilla) que tenemos en el País Vasco. A mí me encanta que pasen por mi vida mil almas y no me molesta que me dediquen poco tiempo. Prefiero la dispersión que la concentración y Nueva York es la dispersión total. En el mismo mes rara vez ceno con la misma persona.
¿Qué actividades culturales y de ocio le gusta frecuentar allí?
Por encima de todo me gusta la calle. La calle es cine y museo, teatro, lugar de encuentro, biblioteca, universidad, basurero, arquitectura, manicomio, balneario. La calle te lleva al resto de sitios. También me gusta mucho salir a cenar a distintos lugares con gente diferente.
¿Echa de menos su tierra o le gusta explorar allende mares y tierras?
Solo echo de menos mis orígenes, oler aquello que he olido y mamado hasta mi adolescencia. Pero también se aprende a llevar eso dentro de ti. Realmente yo vivo mi particular Euskal Herria en mi cabeza y no me hace falta ir allí para disfrutarla.
Cuando se toma un café, o está en la ducha, en el ascensor,... ¿está creando, o tiene a las musas disciplinadas?
Las musas me suelen acompañar a todas partes, aunque se muestran especialmente alteradas cuando me ducho. La ducha es el momento de la conexión de las ideas dispersas.
¿Cómo es un día suyo de trabajo? ¿Cómo se organiza (o se desorganiza) en el trabajo?
Salvo las reuniones, skypes y compromisos que pueda tener fijados, no tengo horario de ningún tipo. Mi vida es un completo desorden. Duermo varias veces al día, pero no más de 6 horas en total. Mi cuerpo tiene que estar hasta los huevos.
¿Las vacas y otros seres minimales de Kukuxumusu son fruto de un análisis, más que de un impulso?
Nuestros dibujos esconden mucha miga. Tras ese trazo infantil y esos personajes sencillos, nos reímos de los ridículos hábitos y las absurdas costumbres del ser humano.