Vitoria. Un modelo único en el Estado que desde el pasado 31 de diciembre es historia sin que, en realidad, se sepan muy bien las razones que expliquen la decisión del Ayuntamiento de Vitoria de terminar con el camino que durante los últimos cinco años ha guiado a Montehermoso. No se tiene claro si es por la crisis, si las causas están en la necesidad de romper con la especialización del centro cultural, si tienen que ver cuestiones relacionadas con las personas que han formado parte hasta ahora del equipo directivo liderado por Arakis, si... Lo único que se ha podido constatar es que se quiere hacer algo diferente, un espacio que tenga a la imagen, sin concretar el concepto, como guía. El nuevo año trae para el antiguo Obispado un futuro que, en estos momentos, es una incógnita y que habrá que ver cómo evoluciona.
La marcha de Araceli de la Horra a Krea supuso hace un lustro todo un cambio para el centro municipal situado en lo alto de la colina. El área de Cultura liderada entonces, como ahora, por la popular Encina Serrano realizó una convocatoria pública que concluyó con la elección de Xabier Arakistain como máximo responsable de Montehermoso para aplicar allí un modelo de trabajo con tres ejes básicos: arte contemporáneo, sociedad actual y género, todo ello partiendo de las legislaciones autonómica y estatal sobre políticas de igualdad.
La situación, la verdad, no deja de ser un tanto curiosa porque, con Serrano ahora como consejera municipal y esta vez sin convocatoria pública de por medio, el que se marcha es Arakis y la que regresa es De la Horra. Pero esto no deja de ser un juego de nombres que podría ser tomado más como algo anecdótico si no fuera porque entre medio, hace cinco años y hoy, hay contratos laborales desaparecidos que van más allá de los protagonistas mediáticos.
Con todo, el reto principal para Montehermoso de cara a 2012 no es tanto redefinirse como cortar cuanto antes esa sensación que se está empezando a generalizar entre los agentes culturales vascos de que la institución ha tomado sus decisiones para usar el centro para otras cosas que poco o nada tienen que ver con la creación contemporánea. El hecho de que el Consistorio vaya a disponer del antiguo Depósito de Aguas para recepciones y actos de la Green Capital no está ayudando precisamente a borrar esa idea.
Un espacio diferente Aunque los plazos burocráticos dicen que el proyecto especializado que ha sustentado la actividad del centro en los últimos años ya ha terminado, lo cierto es que su estela todavía va a durar unos meses puesto que la nueva dirección, si nada se tuerce, se ha comprometido a respetar algunas exposiciones y acciones ya comprometidas. De hecho, en las últimas semanas se han celebrado varias reuniones entre Arakis, De la Horra y Serrano para concretar estos aspectos y realizar, como se dice en el mundo de la política, el traspaso de poderes.
Detrás queda un trabajo cuya guía fundamental no ha sido, como algunos han querido entender, la discriminación positiva de las artistas sino la aplicación de políticas de paridad en el mundo de la creación. Con un programa de becas ampliado a lo internacional y bien dotado en lo económico, se ha estructurado en este lustro una oferta cultural enfocada a la generación de un contexto de pensamiento crítico con el objetivo de que el usuario dejase de ser espectador para convertirse en público reflexivo. Y ello mientras se daban pasos para recuperar la huella de la mujer en el arte de las últimas décadas y se potenciaba su presencia actual.
En todo el Estado no ha existido ningún otro punto de referencia parecido en este último campo y eso ha hecho que Montehermoso se haya convertido en un referente dentro y fuera de las fronteras españolas, estableciendo de paso colaboraciones y relaciones con centros de varios países.
Artistas locales, de otras partes de la península e internacionales han protagonizado un buen número de exposiciones (en su mayor parte colectivas), talleres, ciclos cinematográficos, cursos, seminarios, encuentros, presentaciones de libros y acciones, a lo que hay que sumar otros servicios como el Centro de Documentación, el programa educativo y demás. A eso hay que añadir apuestas como Next, resultante de la colaboración con la Facultad de Bellas Artes de la UPV para que los creadores en vías de profesionalización pudieran mostrar sus últimas producciones en un espacio de relevancia (cita, por cierto, que no se sabe si continuará en el futuro).
Hay quien hoy se pregunta cuál es la razón de que, más allá del baile de nombres, si el modelo es válido se destruya. Y gran parte de la respuesta hay que buscarla en algo que no se hizo hace cinco años aunque todo estaba dispuesto para ello. Antes de la llegada del PSE al Ejecutivo municipal, en Villa Suso se habían hecho los deberes para constituir Montehermoso como una fundación pública, lo que implicaba, entre otras muchas cosas, asentar cuál debía ser el motor que hiciese funcionar al centro. Fuese el director uno u otro. Sin embargo, tras las elecciones de 2007, aquello no se materializó, condicionando muchas de las cosas que han pasado después.
Sin entrar, porque no merece la pena, en los ataques y comentarios malintencionados que la persona de Arakis ha sufrido en este tiempo (no ha sido el único de su equipo), tampoco se pueden dejar de lado las críticas a su acción, llegadas, sobre todo, desde el Partido Nacionalista Vasco en los dos últimos años. Es más, hasta la Diputación, a través de la penúltima responsable de Cultura, Malentxo Arruabarrena, ha tomado parte en una polémica que ha dado para mucho a través de los medios de comunicación. Se ha cuestionado el hecho mismo de la especialización (incluso asegurando que dañaba a las mujeres), se han puesto en duda los datos de asistencia, se ha acusado al espacio de convertirse en una isla que no aportaba nada al Casco Viejo y al resto de la ciudad...
De todas formas, otro dato curioso en toda esta historia es que mientras jeltzales y socialistas han intercambiado opiniones (sin olvidar los posicionamientos de la comunidad artística local, que en su mayoría, tanto colectiva como individualmente, se ha mostrado a favor del modelo ahora destruido), tanto el Partido Popular como quienes hoy componen Bildu han mantenido un silencio sepulcral y eso que, al fin y al cabo, se está hablando tanto de dinero público como de un espacio propiedad del Ayuntamiento.
Con toda seguridad, habrá que esperar un tiempo para ver de verdad qué poso dejan estos últimos cinco años. Y también será necesario dejar que pase el calendario para calibrar las potencialidades del nuevo Montehermoso. Alguien, eso sí, se preguntará si para este viaje eran necesarias tantas alforjas.