madrid. Desde la riqueza y la suntuosidad de los retratos de Catalina la Grande y de Pedro I hasta el minimalismo del Cuadrado negro de Malévich, la exposición El Hermitage en el Prado supone un paseo por algunas de las piezas más representativas de las colecciones del museo ruso.
En la mayor muestra fuera de San Petersburgo del Hermitage, las salas temporales de la ampliación del Prado se han llenado de casi ciento ochenta obras, de las tres millones que atesora uno de los más grandes y espectaculares museos del mundo, entre las que figura una importante representación de pintura española. Organizada en el marco del Año Dual España-Rusia 2011, la exposición que podrá visitarse todos los días de la semana, está patrocinada por Acción Cultural Española y por la Fundación BBVA. Tanto Sviatovslav Savvateev, del Hermitage, como Gabriele Finaldi, director adjunto del Prado, comisarios de la exposición, han tratado de recrear el museo ruso a través de una cuidada selección de piezas y de un montaje en el que el visitante puede sumergirse en los palacios que forman el museo.
El intercambio entre el Prado y el Hermitage tiene un carácter épico, en opinión del director del museo español Miguel Zugaza, quien comparó el intento de resumir las riquezas de sus colecciones con escribir El Quijote o Guerra y paz en unas pocas cuartillas. .
El relato del Hermitage se inició con Pedro I y Catalina la Grande a los que se dedica la primera parte del recorrido en la que pinturas de Benjamin Petersson y otros artistas recrean los exteriores e interiores del museo. En un atractivo montaje, se muestran algunas de las principales piezas de la Colección Siberiana de Pedro I, formada por el oro de los nómadas de Eurasia, entre ellas el Peine con escena de batalla de finales del siglo V a.C. y una de las piezas más celebres del museo. A continuación, el recorrido se introduce en las colecciones de pintura, escultura y dibujos, en uno de los espacios más atractivos de la muestra. Así, se pueden contemplar obras de Durero, Tiziano, El Greco, Velázquez o Caravaggio. Rubens, Rembrandt, Van Dyck o Poussin están también presentes en este espacio en el que se exhibe el último modelo en terracota realizado por Bernini antes de empezar a esculpir en mármol El éxtasis de santa Teresa. La exposición finaliza con los grandes maestros del siglo XX, Picasso, Matisse, Renoir, Monet, Gauguin, Cézanne o Kandinsky.