Es casi ya una tradición dentro del otoño gasteiztarra, una oportunidad que sólo otras dos ciudades tienen en el Estado. Es, además, la base fundamental sobre la que en su día se asentó el nacimiento de Periscopio. Pero ante todo, es el mejor concurso de fotoperiodismo que existe en el mundo y, por tanto, uno de los mejores referentes para conocer la realidad, o por lo menos para acercarse a la visión subjetiva que sobre ella tienen miles y miles de profesionales de la cámara a lo largo y ancho del planeta. Es World Press Photo, que desde ya se cita con el público alavés, y con aquellos que lleguen desde fuera, en la sala Espacio Ciudad, reabierta de manera específica para la ocasión.

Durante las próximas siete semanas, lo mejor de la imagen se hará protagonista para hablar de la guerra, de la violencia, de la política pero también del deporte, la naturaleza, la sociedad... Lo hará, eso sí, con un pequeño paréntesis, el que se producirá entre el 17 y el 21 de noviembre, puesto que Espacio Ciudad es colegio electoral y en esos días no puede mostrar mensajes de ningún tipo.

Pero anécdotas (o no tanto) a un lado, lo que se podrá encontrar quien se acerque hasta la calle San Prudencio será un mosaico de grandes dimensiones compuesto por 163 instantáneas divididas en diferentes categorías. Son las más valoradas por el concurso, que en 2010 recibió 108.000 fotografías realizadas por casi 5.700 reporteros llegados de 125 países diferentes. Las cifras asustan, pero no dejan de ser un reflejo sobre la importancia de un certamen que en su última edición eligió una imagen realizada por Jodi Bieber como la mejor.

En ella se puede ver a Bibi Aisha, de 18 años, que fue desfigurada como castigo por huir de la casa de su marido en la provincia de Oruzgán, en el centro de Afganistán. Regresó a la casa de sus padres quejándose del trato violento que recibía de su familia política. Una noche, los talibanes se acercaron a su casa para exigir que se entregara y la llevaron a las montañas donde, bajo las órdenes de un comandante talibán, la sujetaron para cortarle primero las orejas y después la nariz. Tal vez, el único consuelo al ver su imagen es saber que después fue trasladada a Estados Unidos para recibir terapia y someterse a una reconstrucción facial.

La historia capturada por Bieber a través de su cámara es sólo un ejemplo del universo que se abre a través de la exposición que el concurso de fotoperiodismo conforma cada año en dos tipos de exposiciones: una, más reducida, que viaja por ciudades como Barcelona; otra, la más completa, que siempre pasa por Gasteiz. Eso sí, a cada edición, la muestra tiene más pretendientes y eso va a hacer que a partir de 2012 su estancia por los distintos puntos que recorre se reduzca a cuatro semanas, con una única excepción en el Estado: la capital alavesa. "Aquí la podremos tener más días", aseguró ayer Paco Valderrama, director de Periscopio, quien confió en que dentro de 12 meses, la producción vuelva al antiguo Depósito de Aguas, algo que la consejera municipal Encina Serrano dejó caer, "salvo que la Green Capital no nos deje", bromeó.

Impacto y reflexión Pero antes de anticiparse al futuro, World Press Photo tiene mucho que enseñar sobre la cosecha recibida en 2010. Y como sucede siempre desde hace nueve años, su propuesta necesita de tiempo no sólo para ver cada una de las 163 imágenes, sino también para, toda vez pasada la primera impresión en muchas de ellas, fijar la mirada en lo que hay detrás, en las preguntas que muchas de estas instantáneas presentan.

Los comportamientos sociales, la muerte, la situación del medio ambiente, los conflictos bélicos, el deporte, los desastres naturales... En cada categoría, el espectador puede encontrar información, estética, profundidad, sugerencias, reflexión y, sobre todo, una motivación para no quedarse sólo en lo desagradable o lo formal de las fotografías premiadas y seleccionadas.

La realidad existe aunque uno no la quiera ver. Y está ahí incluso aunque cada una de las instantáneas que conforman la muestra sean producto de la subjetividad tanto de quien toma la imagen como de quien la mira. Pero teniendo eso en mente, es decir, que hay que observar con ojos críticos, World Press Photo ofrece un viaje estético e intelectual, además de informativo.

El concurso de 2011 ya está en marcha. Y dentro de doce meses mostrará sus mejores resultados en Gasteiz. Lo hará por décimo año y, como en esta ocasión, será un reflejo, quizá el mejor, de un mundo a veces imposible de creer.