La duquesa de Alba ha abreviado su primer apellido para firmar como Cayetana Stuart y Silva sus memorias, tituladas Yo, Cayetana (Espasa), en las que cuenta su intensa vida y las muchas personalidades que ha conocido a lo largo de sus 85 años.
Escritas con desparpajo desde la primera línea -"tengo otra media docena de nombres y unos cuantos títulos"-, este libro recuerda cómo el mismo rey Alfonso XIII fue su padrino y las tres personalidades que había en su casa la noche en que nació, el 28 de marzo de 1926, el filósofo José Ortega y Gasset, el doctor Gregorio Marañón y el escritor Ramón Pérez de Ayala. La duquesa estudió de niña en un internado en Francia, viajó con frecuencia en compañía de su padre, Jacobo Fitz-James Stuart Falcó, XVII duque de Alba, y desde pequeña dio muestras de naturalidad, como cuando en una visita a Pío XII le preguntó para qué servía el solideo, lo que hizo reír al Papa. La Guerra Civil le sorprendió en Sevilla, en cuyo Palacio de las Dueñas se montó un hospital y un comedor y la joven duquesa, con solo 10 años, ayudaba a servir comida a los pobres. Era "algo que me gustaba mucho y que hacía que me sintiera útil", escribe. Tras la guerra conoció a Winston Churchill y frecuentó a la reina Isabel II de Inglaterra, época de la que data el mono azul de obrero que el padre de Cayetana se ponía para no mancharse de polvo los trajes cuando se refugiaban en el sótano por los bombardeos alemanes, y cómo su segundo marido, Jesús Aguirre, adoptó aquella prenda al descubrirla en un armario.
amor "Yo nunca doy el primer paso, en eso soy muy orgullosa", declara la duquesa en el capítulo titulado El primer gran amor, en el que confiesa cómo estuvo enamorada a sus 16 años del torero Pepe Luis Vázquez. "Siempre me ha gustado coquetear y flirtear, un poco por divertimento. He sido más bien matacorazones" escribe de la época de su puesta de largo y de los años en que estudió flamenco con Pastora Imperio y con Enrique el Cojo, antes de su boda con Luis Martínez de Irujo, padre de sus hijos, y de su viaje de novios de seis meses.
"Yo me mato por el rey Juan Carlos" es la frase con la que la duquesa arranca el capítulo dedicado a explicar su fe monárquica, mientras que a sus casas y a su dedicación por restaurarlas y mantenerlas, como el caso del madrileño Palacio de Liria, cuyas obras concluyeron en 1956, después de haber sido destruido en la guerra, dedica varios capítulos. Cayetana ha dispuesto que estas memorias, que llegarán a las librerías el martes, se publicaran y distribuyeran después de su boda con Alfonso Díez: "Hoy tengo el corazón repleto y ocupado por un hombre estupendo".