Vitoria. Un premio sin premio. En esta tesitura surrealista se conjugó ayer la concesión del Premio Euskadi en la categoría de Ensayo en Euskera a Moroak gara behelaino artean?, de Joseba Sarrionaindia, elección que epató a los otros tres primeros anuncios de galardones -Karlos Zabala (Traducción al Euskera), Iban Barrenetxea (Ilustración) e Iñaki Uriarte (Ensayo en Castellano)- por aceptar el Gobierno Vasco la decisión del jurado, pero retener, a la par, el importe económico "hasta que el premiado regularice plenamente su situación con la justicia", explicó el viceconsejero de Cultura, Antonio Rivera.
Ya en los perfiles de los ganadores se dejaba intuir. Mientras unas pequeñas líneas -junto a su respectivo curriculum- explicaban la trayectoria de sus tres compañeros de premio, eran los títulos de Sarrionaindia los que glosaban su trayectoria. Y es que, desde su fuga -en 1980 condenado a 27 de cárcel por pertenencia y colaboración con ETA- de la cárcel de Martutene el 7 de julio de 1985, escondido en dos altavoces que usó el cantautor Imanol para un concierto, son sus escritos, en todos los géneros, los que hablan por un Sarrionaindia en paradero desconocido, los que le han convertido en un ausente y casi etéreo tótem de la literatura y el pensamiento euskaldun, incluso en un símbolo, amplificado por otro altavoz, el de la conocida canción del grupo Kortatu, Sarri Sarri.
Una obra "muy bien estructurada", "sólida formalmente" y "muy documentada". Una obra original que "podría convertirse en un clásico de la cultura vasca". Una obra "que abre muchas puertas y es también válida para hacer consultas". Un intento de heterodoxia al margen de lo imperante que supone "un grito a la pluralidad cultural". Son algunos de los razonamientos que exponía un jurado formado por Andoni Eizagirre, Katixa Agirre, Josu Bijuesca, Fernando García y -en labores de presidenta del mismo- Ainhoa Larrañaga.
La decisión del quinteto arrastraba otra del Ejecutivo de Lakua, que afirmaba respetar la decisión de premiar a un escritor "cuyos méritos literarios no pone en cuestión", pero, "en coherencia con su compromiso con el cumplimiento de la ley y el rechazo firme del terrorismo, opone serios reparos a que un premio que auspicia y dota económicamente recaiga en una persona condenada por su pertenencia a la organización terrorista ETA, fugado de la cárcel y en paradero desconocido desde 1985, y que no se ha retractado nunca de su militancia", procediendo posteriormente a la citada retención del apartado económico del galardón.
En un medio digital, la presidenta del jurado comentaba su opinión sobre la decisión de Lakua, un anuncio que le llegó por sorpresa. "Ya sabíamos que surgirían polémicas o murmuraciones y hemos declarado explícitamente esa preocupación a la hora de fallar el premio. Sin embargo, a nosotros no se nos comunicó nada por parte de la organización. Además, Sarrionaindia cumplía todas las condiciones para presentarse al premio. Dicho esto, tengo que mencionar que no me ha parecido bien la decisión que ha tomado el Gobierno Vasco. Encima, me he enterado al leerlo en los medios de comunicación. Una persona, con todas sus particularidades, se ha presentado al premio, cumplidas todas sus condiciones formales, y lo ha ganado. Si no cumple las condiciones para ganarlo, tampoco para presentarse a él".
En cuanto a si todo esto pone en cuestión la labor del jurado, Larrañaga creyó que no. "Nuestra decisión ha quedado bien cimentada y explicada. Pero es verdad, por otro lado, que la decisión del Gobierno y esta polémica perjudican al premio, porque no es serio que después de permitirle presentarse y ganarlo se nieguen a que lo reciba".
La traducción Zubi bat drinaren gainean, las ilustraciones de Bombástica Naturalis y el ensayo Diarios 1999-2003 son tres perjudicados por los daños colaterales de una decisión que desdice lo único que no se puede desoír en un juego, las reglas. El trabajo de Sarrionaindia cumplió todas. Pasó los cortes limpiamente. Una decisión que rompe sus bases, acaba con un concurso.