Los préstamos idiomáticos se pagan a veces con muchos intereses. ¿Por qué utilizar una palabra exportada si en castellano ya existe una dedicada a explicar su concepto? Las motivaciones son amplias. Sus resonancias históricas. Su capacidad evocadora. Su agradable pronunciación. O, simplemente, el placer del juego idiomático. A falta de diccionarios, el que escucha o lee debe a menudo tratar de discernir su significado a fuerza de contexto, completándolo con sucesivas apariciones. Pero, a veces, uno se percata de que su presencia no era necesaria, de que el que la usa -habla o escribe-, a menudo usa estas palabras para subrayar el supuesto bagaje de su conocimiento, su dominio de vocablos extranjeros. Un símbolo, al fin y al cabo, de superioridad, de su presencia en la cresta de la ola de la actualidad cultural. Una actualidad 'cool'tural, que crea, sin quererlo, ghettos -viene del italiano, acabo de descubrir, y no del predecible inglés- de pretendidos privilegiados. Para desmontarlos o, simplemente, dar un paseo, ahí va este minidiccionario.

ALTER EGO. Viene del latín (otro yo) y del lenguaje psicológico, y es de uso muy habitual para señalar la identidad en la que se enmascara el escritor -o dramaturgo, o guionista- dentro de uno de sus personajes. En el mundo gráfico y virtual, equivale de alguna manera al avatar. Los dibujos animados japoneses son anime. La escenografía, atrezzo.

BLOCKBUSTER, la cadena norteamericana de referencia en el alquiler de películas, consiguió con su hegemonía en el mercado que su nombre equivaliera a taquillazo. Algo así como el concepto de best-seller en el campo literario. Si uno quiere crear un espacio de opinión en Internet, abrirá quizás un blog, y a la parodia/performance/musical, los más avezados la llaman burlesque.

CURATOR. Si ya cuesta acostumbrarse a la palabra comisario para denominar a quien organiza la exposición de un artista, más aún a esta reminiscencia del latín (cura: cuidar). Pero hay que estar a la última y ser cool; leer comic-books en vez de tebeos y hacer covers en lugar de versiones. Cuando Alien encuentra con Predator no es casualidad, es crossover.

DRAMEDY. Existe en el universo hollywoodense una enfermiza tendencia a crear contracciones que permitan hacer más grande, evocador y recordado un titular. Como convertir a Brad Pitt y Angelina en una sola persona: Brangelina. Una de las más agridulces y surrealistas fusiones es esta dramedy, a medio camino del drama y la comedia.

ENFANT TERRIBLE. ¿Por qué decir rebelde, innovador o incluso molesto cuando el francés ofrece esta gustosa combinación? Esa expresión que definió al niño que lanza embarazosas preguntas al adulto se trasladó hace tiempo al arte, sobre todo al cine, para hablar de realizadores radicales. Sirve para Lars Von Triers, Tarantinos, Miikes...

FLYER. Antes de que lo on line se convirtiera en altavoz de cualquier actuación, unos papelitos -aún existen- repartidos por bares y comercios anunciaban el evento. Mucho más in que llamarlos folletos es decir flyers. ¿Y quién quiere escribir, dibujar, maquetar o sacar fotos para una revista underground si puede hacerlo para un fanzine? Ah, cuando un rapeo tiene fluidez, tiene flow.

GROOVE. ¡Qué mayor bautismo que el de un sentimiento! Desde hace un tiempo, aquello que se dio en llamar swing, esa sensación que incita al baile, se llama groove, y alude, sobre todo en estilos como soul o funk, a la compenetración de la sección rítmica. Cuidado en la pista, no se choquen con un gangsta. Vamos, el macarra de toda la vida.

HAPPENING. Engloba la performance y el teatro participativo este término inglés que surgió en los 50 para definir a una manifestación artística, a menudo multidisciplinar, en la que existe feedback -ida y vuelta- con el público. Un artista sobredimensionado por los medios es un hype (hyperbole). El poema corto, casi sintético -japonés- es un haiku.

INDIE, abreviación que alude a la independencia, y que quiso situar, precisamente, a esos artistas que se alejaban de los patrones del rock y del pop para buscar sonidos atmosféricos, íntimos y personales. Con el tiempo, ese carácter underground ha sido fagocitado por el mainstream -ver más adelante- y del indie... poco queda.

JAM. Muy adecuado para festivales de jazz este concepto que describe a una banda que improvisa en directo, que se sumerge en la indefinición mágica de una jam session. Si llega a cuajar, si el tema coge forma definitiva y pasa a la partitura y hasta integra un disco, quizás triunfe en las radios y sea melodía habitual para identificar programas. Vamos, un evocador jingle.

KITSCH se mueve, debido al uso extendido, en muy diversas acepciones en función del emisor. Nació en el Munich de mediados del XIX para describir dibujos y bocetos baratos o fácilmente comercializables, señalando el mal gusto de la floreciente burguesía. Hoy linda con el frikismo e incluso se valora -sentido lúdico- su presunta mala calidad.

LIPDUB (doblaje de labios) es ese videoclip -a menudo plano secuencia- realizado por un grupo de personas que sincronizan labios y movimientos con una canción popular o cualquier otra fuente. El tema precursor fue el Wanabee de las Spice Girls. Si lo vuelven a ver una y otra vez lo habrán convertido en un bucle, en un loop, muy usado en bases musicales.

MAINSTREAM. Lo establecido, lo aceptado, lo mayoritario. Esas resonancias posee este anglicismo que identifica a la creación que cuenta con grandes medios económicos para realizarse y difundirse. Las tomas falsas de un rodaje se convierten a menudo en su making-off y cuando dos canciones se fusionan en una sola -sobre todo música disco- hablamos de mash up.

NIVOLA. Siempre hay alguien que comienza a usar estos vocablos, bien importados de algún viaje o de alguna lectura. Miguel de Unamuno creó su propio neologismo con esta nivola que se refiere a sus propias creaciones de ficción narrativa, representando con él su distancia con respecto a la novela realista imperante a finales del XIX.

Ñ es una letra, como puede comprenderse, que no es exportable de otras lenguas que ni siquiera cuentan con ella en sus teclados. Por ello se ha convertido en sí misma en símbolo del castellano, de ese breve espacio que ocupa en los diccionarios, aunque está presente desde en las lenguas aborígenes australianas hasta en el quechua, el guaraní o el wólof.

OTAKU es todo aquel que posee interés en el anime, en el manga, los videojuegos y el mundo de la programación informática. También del japonés llega el origami, que alude de forma exótica a la papiroflexia de toda la vida. ¿Les suenan esos artistas de una sola canción, esos morning glory? Del inglés llega también para definirlos one-hit wonder.

PULP FictionP puso de moda el término, que se arraiga en la pulpa, en el papel rústico y amarillento de ciertas revistas baratas -historias de detectives, ciencia-ficción o fantasía- en las que publicaron desde Bradbury a Chandler. Divertimento de trasiego... y calidad. En muchas de sus portadas aparecían pin-ups, reinas del posado sugerente.

QUEER no es un concepto cultural en sí, pero sí un adjetivo habitual en prácticas de arte que reivindican su hipótesis sobre el género, que afirma que la orientación y la identidad sexuales o de género son resultado de una construcción social y que, por lo tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana.

REMAKE es un ejemplo de cómo los anglicismos se cuelan en el idioma, auténticamente a la altura de sus homónimas en castellano: versión o revisión. El punteo y fraseo de cualquier instrumento que se convierte en popularmente conocido toma condición de riff. Y si hay que volver a empezar algo, hace tiempo que se usa eso de resetear.

SPOILER es una palabra que resume mucho. Es la que define ese instante en el que alguien te cuenta el final o la clave de la trama de una película, un libro o hasta un chiste. Ya saben, lo de que Bruce Willis está muerto en El sexto sentido. ¡Upps! Me quedo mirándome los pies, como el músico de un grupo shoegazer, hasta que me perdonen.

TURNTABLISM no deja de ser 'ejercer como disc jockey', pinchar, pero de un modo contraído y purista. El arte de hacer girar los platos, vamos. Después del trailer, ese resumen con fin publicitario de una película, al que ya estamos acostumbrados, llegó el teaser, que se puede elaborar mucho antes, montado en pleno rodaje de la cinta, para empezar a cebar cuanto antes la curiosidad del espectador.

USB no es un vocablo cultural en sí mismo, pero es un elemento básico en la difusión de muchas creaciones. Fotografías, textos, música, audiovisuales... Todo tienen cabida en este pequeño contenedor, que ha agilizado -al igual que la red- la transmisión de productos artísticos e ideas. Una llave esencial en el día a día, con la pantalla como soporte de recepción.

VADEMECUM (del latín vade, anda, ven, y mecum, conmigo), aún aplicado generalmente al ámbito científico, suele extenderse en numerosas ocasiones al mundo del arte, refiriéndose a las obras o a los conjuntos de obras -generalmente literarias, al tratarse normalmente de manuales- que se convierten en una auténtica referencia de su disciplina o estilo.

WORK IN PROGRESS no es propiedad exclusiva del arte, pero se suele utilizar para señalar una labor orgánica en la que el trabajo de varios agentes va alimentando el objetivo final. Equivale a trabajo 'en proceso' o 'en curso' y es sinónimo de apertura, de libertad y de aceptación de aquellos rendimientos que llegan sobre la marcha.

X como letra contenida en BEATBOXING, esa habilidad de producir beats de batería, ritmos y sonidos músicales utilizando boca, labios, lengua y voz. Surge en los ochenta -aunque jugar con los sonidos es más viejo que la tos- en barrios pobres de New York donde, a falta de loros, los más duchos creaban cajas de ritmos improvisadas para telón de fondo de los rapeos.

YE-YÉ se coló por Francia y con los grupos formados por chicas como santo y seña. Tuvo sus orígenes en el programa de radio Salut les copains, creado por Lucien Morisse y presentado por Daniel Philipacci, que salió al aire por primera vez en diciembre de 1959. Su extensión supuso aires de apertura mal vistos e inicialmente reprimidos por la moral estatal.

ZOOM es uno de esos movimientos de cámara que han llegado a hacerse populares, como el travelling, el contrapicado o la grúa. Pero, sobre todo, es un término que, como su propio movimiento interno, sirve como metáfora para cualquier acercamiento a un tema, para cualquier disposición -artística o no- a la profundización.