París. "Sucia cara de judío", "la gente como ustedes debería estar muerta" o "amo a Hitler". Apenas unas frases bastaron el pasado invierno para arruinar la carrera y la reputación del modisto británico John Galliano. Mañana, un Tribunal de París anunciará si el excéntrico creador será castigado también jurídicamente. Y es que, tras las declaraciones del modisto ante el juez, Galliano se perfiló como una persona arrepentida por aquellos hechos, de los que afirma no recordar nada y no reconocerse en uno de los vídeos que sirvió como prueba a la acusación.
El desliz de un adicto Durante el proceso, antes de las vacaciones de verano, la fiscalía exigió una multa de al menos 10.000 euros. Galliano alegó sus graves problemas de adicción y afirma que no recuerda nada. ¿Será la sentencia el triste final de una gran carrera, o el punto de partida para un nuevo comienzo? El mundo de la moda debate ardientemente sobre la cuestión. Y es que Galliano fue despedido en marzo de Dior, la casa para la que ejercía de director creativo, pero los últimos meses se han sucedido apoyos inesperados para el modisto.
Así, la supermodelo Kate Moss eligió para su boda un vestido de Galliano. El director gerente de Boss, Claus Dietrich Lahrs, calificó al británico de "gran artista" y declaró: "La atención que hoy en día disfrutan determinadas marcas, y con ello sus cerebros creativos, ha aumentado enormemente. Y no todos lo llevan igual".
Según el diseñador Jean-Paul Gaultier, todo lo que Galliano "ha hecho hasta ahora pone de manifiesto que no es racista". Incluso un testigo de la acusación dijo durante el proceso que no cree que el modisto sea antisemita.
'Mala pinta' Sin embargo, los indicios apuntan a primera vista en otra dirección. Galliano insultó presuntamente en dos tardes durante el otoño e invierno pasados a clientes en una brasserie de París. "Sucia cara de judío, ¡deberías estar muerto!" y "jodida mierda asiática" son dos de las expresiones que se le atribuyen.
Un vídeo anónimo, además, echó más leña al asunto. En él, Galliano aparece diciendo: "I love Hitler" (amo a Hitler) e insulta a los clientes de un bar. "La gente como ustedes debería estar muerta. Sus madres, sus antepasados, todos deberían haber sido gaseados", se escucha. El propio Galliano subrayó que no se reconoce en el vídeo.
Precisamente como homosexual ha luchado toda su vida contra los prejuicios, la intolerancia y la discriminación, dijo durante el proceso, y pidió perdón. "Condeno el racismo y el antisemitismo. No hay lugar para eso en nuestra sociedad". Mañana, un tribunal de París anunciará si sus palabras sirven como disculpa.
Después, el sector de la moda tendrá que decidir si concede una segunda oportunidad a su estrella caída en desgracia. "Espero que en algún momento regrese", dijo su abogado, Aurélien Hamelle, a finales de junio. Mientras tanto, el modisto deberá combatir su adicción al alcohol y a las medicinas y luchar el doble de lo que debió hacerlo para llegar a la cima, desde la que cayó a lo más hondo. La opinión pública, a pesar de que varias figuras de la moda se hayan posicionado del lado del británico, es claramente negativa para con el modisto. Y eso conlleva un hecho frente al que ninguna marca -por internacional y poderosa que sea- se arriesgaría: ¿Quién sería el primero en casar su nombre al de una figura rechazada por sus posibles clientes?