vitoria. Arranca la segunda jornada del Festival de Teatro de Humor de Araia y lo hace con cuatro exhibiciones. Dos hombres que se encuentran después de mucho tiempo (a las 13.30 horas), un espectáculo musical representado por actores y títeres (a las 20.00 horas), un cómico recital de la mano de cuatro músicos con instrumentos de cuerda (que constituye la función principal y por tanto tendrá lugar a las 22.30 horas en el polideportivo Arrazpi), y ya, para finalizar lel día, un grupo de payasos que mostrarán al público de la Herriko Plaza, sus inquietudes, intimidades y deseos.
Así como la primera jornada comenzó por la tarde, el resto (empezando por la de hoy) lo harán al mediodía, concretamente a las 13.30 horas en la plaza del pueblo. La hora del vermú estará de este modo amenizada con un espectáculo de calle para sorpresa de los vecinos y visitantes de Araia.
La primera función tendrá lugar en la Herriko Plaza a las 13.30 horas de la mano de Lusco y Fusco que mostrarán su trabajo Encontros. En este show se puede ver cómo los dos artistas se encuentran después de mucho tiempo sin verse y, por tanto, tienen muchas cosas que contarse. No hay palabras, y un baile de gestos se convierte en el mejor lenguaje posible, que, además, despierta los aplausos y las risas de los que se encuentran viendo su representación. La música comienza a sonar, lenta y sin pausa, y los dos protagonistas comienzan un disparatado baile en el que se cuentan todo lo vivido en el tiempo que no se han visto.
Los monstruos de Panta Rhei tomarán el relevo a los dos amigos de Encontros, y con su exhibición Monsters Show tomarán de nuevo la Herrriko Plaza a las 20.00 horas. En esta obra los actores interactúan con los muñecos para contar una historia en la que un niño, Donan, se enfrenta a los mayores, a los que no creen en nada y tienen miedo a todo. De forma que un grupo de extrañas criaturas van recreando una pantomima de humor, amor, horror y terror sobrenatural, bajo un fondo musical.
desmontando a la diva Puede resultar impensable que un concierto de violín, viola, violonchelo y contrabajo, resulte algo divertido. La interpretación clásica no despierta un gran interés entre todo tipo de público, tiene un target muy concreto, pero en Stradivarias están demostrando que otra visión de este estilo es posible.
"Los músicos clásicos estamos acostumbrados a unos clichés, pero hay que cambiar y con esta obra es lo que intentamos", cuenta Eduardo Ortega, director y productor musical de Stradivarias. "Hemos estado investigando, lo hemos pasado muy bien y ha sido un trabajo muy terapéutico", dice en relación a la mezcla de estilos. La dirección de esta función "es una gozada, porque te metes en un mundo de investigación para hacer que los instrumentos suenen diferente a como lo hacen en las piezas clásicas". Obras de Schubert y Beethoven se intercalan con otras más actuales como las de Police y Stevie Wonder. El jazz, el sould, la copla, el barroco, el pop y el tango se fusionan, lo que convierte a este espectáculo en algo muy virtuoso.
La obra, que ha tenido en estos seis últimos meses un gran ajetreo, cuenta con la "música como hilo conductor y el humor gestual como lenguaje", confiesa el director. Estas dos características de la obra hacen que la compañía se plantee lanzarse a los escenarios internacionales, como cuenta Ortega: "la música y el humor son lenguajes universales".
Sobre el escenario cuatro artistas con sus instrumentos de cuerda van interpretando los diversos números. "Las escenas se suceden en el marco de un concierto y a la vez a las protagonistas, que tienen personalidades muy diferentes, les van sucediendo cosas", cuenta Eduardo. "La historia trata de desmontar la figura de la diva, que como todos tiene momentos muy absurdos", confiesa el director musical. Todo este cúmulo de acciones hacen que lo que puede parecer a simple vista un concierto aburrido, se vuelva algo trepidante y divertido.
Como en la jornada de ayer, la última función tendrá lugar pasada la medianoche en la plaza del pueblo de la mano de Tres Puntos y Aparte, con su espectáculo Un poco de todo...y algo de. Cuatro clowns especializados en diferentes artes de la acrobacia se encargaran de acercarse al público sin ningún rubor, lo harán en pijama, y contarán sin tapujos sus intimidades, sus deseos, ya que para ellos todos los que se acercan a verlos se convierten en sus mejores amigos. Las historias que van narrando hacen que los espectadores se identifiquen con ellos, lo que desata grandes momentos de diversión.