Pamplona. Antonio López se encuentra en Pamplona impartiendo un taller a jóvenes pintores, pero con los ecos batientes del récord de visitantes que está cosechando su exposición en el Thyseen. Agasajado por doquier, ¿le resulta complicado manejar tantos halagos?
En principio, tengo que decir que lo prefieres así a lo contrario. El trabajo lo haces para los demás, para que pase a la sociedad... Si la sociedad lo acepta bien, me parece que se ha cumplido tu tarea, tu destino, de una manera afortunada. Que eso quiera decir que tu obra se lo merezca (el halago) más que otras, ahí ya no...
Vivimos una época que cuenta con el mayor número de museos que jamás ha existido, pero ¿cree que es necesaria cierta formación para entender determinado arte vanguardista o sólo se necesita sensibilidad?
A la gente tampoco hay que pedirle demasiado. El esfuerzo también lo puede hacer quien crea el trabajo para llegar a ser comprendido. Antes era así. Ahora, en la búsqueda de la libertad ,el pintor o el escultor acepta ser entendido por muy poca gente. Y lo acepta porque no puede salir de su propio espacio, no puede traicionarlo. Eso quiere decir que, en muchos casos, hay una parte del arte moderno que queda fuera del entendimiento de la mayoría de las personas. Este es un hecho verdaderamente dramático, es una escisión que se da ya desde los impresionistas. Esto es así. No es que la pintura de Velázquez sea más fácil que la de Picasso, pero, indudablemente, en eso trabajo antiguos existía la posibilidad de conexión de cualquier mirada con esa obra; había para todos. Unos miraban su superficie, y le parecía atrayente; y otros miraban la superficie y, a partir de ésta, miraban en el misterio del interior. Ahora, el arte moderno se ha hecho muy difícil, sobre todo en la pintura y la escultura. Se ha hecho difícil hasta para los propios profesionales... En este sentido, cuando sucede de buena fe, es decir, cuando el pintor no busca la excentricidad sino el ahondar en si mismo y le sale lo que le sale, no puede ser de otra forma y se convierte en una conquista. Es la conquista de la libertad pase lo que pase. Y el arte moderno la ha conquistado pero con ese sacrificio, del que el espectador no tiene culpa.
Ha afirmado que prefiere vivir con ciertas dudas que con falsas creencias, ¿la duda, quizá junto con la libertad antes mencionada, el motor inicial de sus pinturas?
Todo junto. La duda se ha instalado en el hombre contemporáneo. Los dogmas políticos y religiosos que eran las columnas de apoyo de la vida de los hombres se han vendido abajo prácticamente todos. No sabemos qué hacemos aquí, qué valor tienen muchas cosas, qué posibilidad hay de mejorar o hasta dónde somos como somos de una forma inevitable... Todo son dudas, realmente. Y hay que convivir con ellas, no pasa nada, no hay que temerlas. ¡Ojo!, hay dudas pero también convicciones. Pero lo que me parece pernicioso es la falsa seguridad, los dogmas, el apoyo en unos criterios establecidos previos, sobre lo que es lo bueno o lo malo, que quizá habría que ponerlos en duda... Entre todo esto, lo importante es hacerlo lo mejor posible. La duda y la libertad son los ingredientes de nuestra vida, son dos pilares de los que antes no se hablaban y ahora están en el carácter del mundo contemporáneo.
Es conocida su tendencia hacia los últimos retoques, volviendo a retomar obras cuando ya estaban casi a punto de colgarse. ¿En algún momento considera terminadas sus creaciones o están siempre vivas?
Es que no sabes lo que es lo terminado. Es un concepto que quizá tenía mucho sentido quizá en el gótico, o quizá en la arquitectura, una casa acabada o inacabada, o en una película. Pero no en la pintura, ya que son obras muy abiertas y el arte contemporáneo se trabaja en un espacio muy impreciso. El propio pintor, al igual que el novelista, que con absoluta libertad puede cambiar el final, crea un pacto teniendo en cuenta todos los elementos y decide poner punto final a las obras... Pero no porque las considere acabadas, sino porque ya no puedes vencer más dificultades y quieres empezar nuevas cosas. Y, en último caso, consideras que hay suficiente tarea para mostrar. Pero la palabra acabado a mí no me gusta usarla, y si lo hago es de manera convencional, siendo consciente de todo lo anterior.
Precisamente, el momento de al lienzo en blanco, ¿es el más terrible o el más placido?
En mi caso, primero se gesta en la cabeza la voluntad, la necesidad o el deseo de hacer un trabajo. Al principio es un rumor y, posteriormente, alcanza bastante nitidez hasta que, como si fuera un parto, necesitas echarlo fuera. Yo vivo todo este proceso con mucho interés, con mucho apasionamiento. No tengo miedo a empezar pero tampoco me parece el mejor momento; y una vez que lo empiezo no pierdo el interés, sigue vivo... Porque si el interés por seguir muere, el cuadro también muere. Si es cierto que esa relación con el cuadro tiene que terminar, es algo que ocurre. En este sentido, el trabajo del pintor es muy solitario, marcado por decisiones individuales... Mientras no medie el dinero o el encargo, el pintor puede hacer lo que quiera.
Habla de pasión y de interés al crear, pero también ha comentado lo doloroso que ha sido su proceso artístico. ¿El dolor es necesario para forjar a un artista?
El dolor lo siente todo el mundo: el pintor, el taxista, el niño, el viejo... El dolor se ha instalado en la vida de las criaturas, no sólo de los hombres, también de los animales; pero no yo no creo que sea fuente de nada bueno, simplemente es algo inevitable, como la muerte. Es como la duda, hay que contar con ello... Lo que no sé es si se puede hacer algo deseable con ello; el dolor es algo esta demasiado fuera de lo que es la vida. Yo creo que el arte, en general, ha nacido de todo lo positivo de la vida, de los sentimientos positivos. Eso no quita para que, por ejemplo, Cervantes le dé un tono amargo a la historia del Quijote; pero siempre prevalece la parte positiva, de otra manera, no puedes escribir. Con un dolor enorme no puedes hacer nada, tienes que encontrar el remedio de ese dolor para poder hacer algo. Pero bueno, habrá de todo, yo no lo sé, a mí me pasa eso... Se ha mitificado mucho el dolor como una fuente creadora y, aunque tampoco se trata de que sea la felicidad la fuente creadora, si es cierto que la vida es como un tornasol que incluye estas cosas.
La pregunta más sencilla quizá sea la más obvia o la más complicada. ¿Qué es para usted la pintura?
De vez en cuando, una persona afortunada encuentra una actividad que le llena la vida. Esto, que no es tan frecuente, es la pintura para mí. De todas maneras, hablar de todo esto es un poco impúdico...
¿Y qué es para usted el éxito?
La palabra éxito no me gusta porque no es algo que busques... No empiezas con la pintura a los 13 años porque quieras tener éxito, sino porque amas la pintura. Eso sí, para poder ejercerla, necesitas el apoyo de la sociedad; si eso es el éxito, se trata de algo absolutamente necesario para poder ejercer tu trabajo. Ahora, si el éxito es ser más famoso que otros, tener más dinero o más premios... Yo no nunca hablo de eso con mis compañeros, es un término que no lo usamos. Sin embargo, tenemos temor a lo contrario, al fracaso; eso sí sabes lo que es y es una desgracia.
Al margen de los consejos técnicos, ¿qué demandan sus alumnos?
Nuestras charlas suelen versar más sobre el mundo de las ideas, sobre las dudas que tienen. Creo que en nuestro mundo hay técnica más que suficiente; se enseña ya desde niño en los colegios y contamos con experiencia de siglos. Ahora bien, ¿qué hay que hacer con la técnica que conoces? ¿Qué es lo que debes representar y de qué manera? ¿Cuál es el territorio válido y cuál no? De todo esto es de lo que se trata. Las cuestiones técnicas son las más sencillas de contestar.
¿Ha llegado a llorar al ver un cuadro, o al crearlo?
A mí no me ha pasado nunca. Yo, que siento mucha pasión y mucho amor, nunca he llegado a ese extremo. Y tampoco he visto a nadie llorar (risas), y eso que he visto pintar a muchos pintores en sus estudios, pero ninguno empezaba a gemir o a llorar (risas). Pero puede ser, dicen que hay que gente a la que le pasa... Todo tiene su leyenda y sus extremos, pero, sin embargo, yo lo vivo como algo cotidiano. Todo lo emocional que tiene esta tarea, esa emoción con la que has convivido, en mi caso desde los 13 años, forma parte de ti como el hecho de respirar.
¿Qué se puede hacer para acercar la pintura, la escultura o el arte al ciudadano?
Los pintores deben hacer buenos trabajos para que cuando alguien se acerque no se encuentre con una castaña, con una cosa falsa y mentirosa; le guste o no. Luego ya puedes pedir más, en el sentido de que el que vaya a contemplarlo haga un esfuerzo, pero no hay que solicitarlo antes de que hagas un buen trabajo. Por otra parte, esta sociedad parece que hace todo lo posible para formar al ciudadano, y sin embargo yo creo que no lo hace bien. Hay mucho dinero metido por medio y muchos intereses de los que no se habla... Y mucho apoyo a cosas que camuflan y dificultan el acercamiento a otras que sí tienen interés.