cuando un músico alcanza un status, la música le rodea por completo. A David Binney hace tiempo que le impulsa todos los recovecos, que le acompaña como una segunda piel, y el intérprete norteamericano mostrará ese halo en la tercera sesión vespertina del Jazz del Siglo XXI, que cuenta con su saxo alto como invitado.
Un saxo alto que comenzó a construir su música antes incluso de ser tocada. Porque, sin haberlo soplado siquiera, otros aires se colaban ya por los oídos del músico de Florida, educado en los mimbres musicales por unos progenitores que pinchaban en casa Coltrane, Miles o Shorter, alternados con Hendrix o Sly y su familia Stone. Con esa banda sonora diaria, al menos tenía que surgir un melómano en ciernes, un aficionado versado en las posibilidades que ofrece la partitura. Había madera... de viento-madera.
Pero no sólo había un melómano en pleno work in progress, sino que también estaba creciendo un músico por allí dentro. Un músico que comenzó su formación trasladándose de Miami a Los Ángeles, y desde allí hasta un New York que abonó su terreno didáctico con la guía de maestros como Phil Woods, Dave Liebman o George Coleman. La gran manzana descubría a un intérprete que pronto se tornaría prolífico, convirtiéndole en el que ya es territorio de adopción de David Binney, que cuenta con el 55 Bar como residencia habitual.
Compositor de talento, su viento-madera es uno de los instrumentos más prolíficos del jazz actual, conocido por sus actuaciones y grabaciones con grupos tan prestigiosos como las big bands de Gil Evans o María Schneider, así como con Jim Hall, Bobby Previtte o Medeski, Martin & Wood. Además, es también cofundador del quinteto Lost Tribe y del colectivo Lan Xang, con quienes -también bajo su propio nombre- ha grabado una decena larga de álbumes.
En 1989, Binney recibió una beca para grabar su primer álbum, Point Game, junto con Marvin Smitty Smith, Edward Simon, Adam Rogers y Lonnie Plaxico. Desde entonces, el sonido característico de su saxo y sus innovadoras composiciones se han escuchado desde los sótanos de New York hasta los festivales de jazz de todo el mundo.
Tocar en directo con Aretha Franklin o Maceo Parker son dos datos que hablan a las claras de las capacidades del músico, que llega esta tarde (18.00 horas) al escenario de la calle San Prudencio en formato de cuarteto, en compañía de David Virelles (piano), Eivend Opsik (contrabajo) y Dan Weiss (batería).
All of time, Terrorists and Movie Stars, From this far y Home son algunos de los temas de su último trabajo, un Graylen Epicenter con el que llenará el Principal de todo su bagaje musical. Y es mucho.