En este 'Cantares del subdesarrollo' vuelve, de alguna manera a sus raíces salseras, aunque hay también un flirteo con el bolero de 'Olaya', el del r&b en la intro de 'Decisiones', la crítica explícita de 'País portátil', la más tenue de 'El tartamudo'… ¿Ha sido ésta una decisión premeditada o el disco ha ido tomando forma a lo largo de su realización sin una idea preconcebida?
Este trabajo pretende agregar detalles a la trama expuesta en forma esquemática en los álbumes Maestra vida I y Maestra vida II. Todas las canciones presentan pequeños detalles, de personajes e incidentes que guardan relación con pasadas composiciones mías. Por ejemplo, en El tartamudo, su trama tendrá más adelante una conexión evidente con Pedro Navaja y el evento allí narrado. Estoy escribiendo canciones que conectan incidencias, eventos y personajes que llevo más de 40 años presentando. Se siente como una idea no preconcebida para quien los examina fuera de secuencia. Todo mi trabajo está conectado.
Le dedica usted este disco, entre otros, al gran Ray Barreto, uno de los referentes del jazz latino. ¿Qué significó para usted y para su carrera el músico de origen puertorriqueño, así como otros grandes del género como Willie Colón o Héctor Lavoe?
Barreto es uno de los músicos más inteligentes, articulados y profesionales que he conocido en mi vida. Comencé en su orquesta y su ejemplo me estimuló mucho. Era un hombre completamente serio y totalmente dedicado a su trabajo. Con Héctor mi relación no fue muy estrecha, aunque siempre lo consideré como una persona de gran talento, un tremendo sentido del humor y una voz de cristal. Con Willy, el argumento de mis canciones obtuvo apoyo y difusión y eso fue crucial para mí como cantautor en el género.
Pese a la pujanza del jazz latino, no suele ser un género que se prodigue demasiado en festivales de jazz, al menos en los europeos. ¿A qué achaca usted este hecho?
A que no contratan a los grupos para que toquen, quizás por no ser tan conocidos. Es un problema universal, no sólo en el latin jazz.
¿Tiene Rubén Blades más referentes en la salsa, en el jazz o a partes iguales?
He tenido el placer, el honor y la oportunidad de compartir conversación, tarima y afecto con leyendas, desde Tito Puente y Celia Cruz, a Miles Davis, Mario Bauza, Gerry Mulligan, o Buddy Rich. La lista es enorme y expreso mi mayor agradecimiento por haber conocido a tantos gigantes de la música.
Me fascinan ciertas transiciones entre estilos (como la intro funk de 'Plástico' o la de 'Decisiones', como le acabo de comenta) de varios de sus temas por la naturalidad con la que fusiona estos estilos. ¿Cuál es el secreto para obtener esta franqueza en su propuesta?
No pretender, ser totalmente orgánico. Funciona igual que la fusión de gaita y guaguanco en Danny boy y Primogenio (Mundo, 2002), porque se sintió y se pensó con naturalidad. No fue algo forzado. Mi educación y gusto musical es sumamente amplio. Le sugiero que escuche un CD titulado Jongo Trio (1965), con Cido Bianchi (piano), Saba (bajo) y Toninho Pinheiro (batería). Ahí verá lo que es jazz y canto armónico a la brasileña de una calidad jamás vuelta a escuchar, en mi opinión, y nunca lograda por un trío norteamericano.
Es, tal vez, el jazz un género menos proclive a contar historias y más basado en lo pasional en comparación a otros. ¿Cuál es el método que usted utiliza para componer? Me refiero, ¿pone letra a la música o viceversa?
Observación, o protagonismo. A una situación reacciono y por eso escribo, por reacción. A veces es una melodía en espera de una letra. A veces es una letra en espera de una melodía. Pero siempre son consecuencias de algo que me provoca una reacción.
¿Le supone gran esfuerzo confeccionar estas composiciones o es algo que sale natural para usted?
Es sumamente natural pero no es fácil, ni predecible el hacerlo. Hay canciones que se escriben solas y hay otras que demoran. Escribir no es un oficio rápido.
¿Cómo va a ser el concierto que presente aquí en Vitoria? ¿Se centrará en 'Cantares del subdesarrollo' o hará un repaso de su dilatada trayectoria?
Será trayectoria. No sabía siquiera que alguien fuera del Caribe haya escuchado ese disco.
Háblenos brevemente de la Orquesta de Roberto Delgado que le acompañará en la actuación.
Un excelente grupo musical de Panamá, dirigido por su bajista, Roberto Delgado. Su fuerte es la salsa dura.
¿Conocía usted el festival de Gasteiz? Y en ese caso, ¿qué opinión tenía usted de él?
Sí, por referencia de amigos músicos que han participado en él y han sido comentarios que me han hecho querer haber estado allí. De todas formas, no sé mucho de muchas cosas. Por eso nuestro proceso de educación no termina nunca.
También estuvo en el festival de San Sebastián en 2004. ¿Qué se llevó de aquella experiencia?
Estuve antes en ese certamen, con Caetano Veloso, Joao Bosco y Joa Gilberto, en 1992, creo. Los vascos me dieron una boina negra y una camiseta con la figura de un indígena y un titulo que decía: "me cago en el quinientos aniversario del descubrimiento de América". San Sebastián, aparte de ser preciosa, tiene una audiencia a la que parece interesarle mucho la música del mundo. Me llevé el nombre de una muchacha vasca, muy bonita, y se lo puse a una de mis canciones en Cantares del subdesarrollo. Ella se llama Olaya.
No sólo sus letras le definen como un hombre preocupado por temas sociales; su etapa en la política lo respalda. ¿Cómo ve ahora mismo la situación general mundial tras la crisis financiera?
Todos los problemas pueden resolverse si existiese una voluntad para hacerlo. Pero la estúpida búsqueda de la satisfacción material corto-placista, la ausencia de solidaridad social, la perdida del espíritu y la hegemonía de la corrupción y mediocridad en puestos de dirección hace que sin liderazgos ni credibilidad la nuestra sea una sociedad de sólo dedos: no somos manos. Pero sé, después de mi experiencia política, que podemos cambiar positivamente si la voluntad existe para hacerlo.
He leído como mostraba su perplejidad ante el sistema de elección de los ganadores de premios como los Grammy, siendo crítico con esto, pese a que ha ganado en más de una ocasión este galardón. ¿Qué opina en líneas generales de la industria musical?
Es un negocio que tiene como fuente de ingreso a la creación espiritual. Allí tienes la razón para la contradicción evidente. ¿A quién no le gusta que lo premien? Ojalá pueda recibir muchos más. Pero eso no quiere decir que mi trabajo sea mejor que el de fulano o sutana. El tiempo es quien se encarga de premiar, con la longevidad, a lo que hacemos. ¿Quién puede decir que el trabajo de Serrat no sigue siendo de lo mejor? ¿Acaso por no oírlo en la radio o por que ahora le toca a Lady Gaga? La pregunta es: ¿Quién se acordará de los ídolos de hoy en 20 meses? El premio halaga pero no te otorga una certificación de éxito, ni garantiza valor ¡Ojo con eso!
Por último, tras la vuelta a los escenarios, creo que también regresará a la gran pantalla a través de las producciones 'Cristiada' y 'Safe house' tras su comparecencia en 2009 en 'Spoken Word'. ¿Se siente igual de cómodo delante de las cámaras que frente a la audiencia?
Siempre. Disfruto mucho el cine pues me permite incorporar otras posiciones, ideas, colaborar con otros artistas, en otro plano.
¿Cuál es su mejor recuerdo dentro de su vertiente interpretativa?
La mejor película para mí ha sido Dead man out, con Danny Glover. Con esa interpretación gané el premio al mejor actor de la industria del cine en cable en los Estados Unidos, en 1989, creo. ¡La cara que puso Ben Kingsley! Por otras tengo un cariño especial, como The milagro beanfield war, dirigida por Robert Redford, Two jakes, de Jack Nicholson, o Crazy from the heart, con Christine Lathi, dirigida por su esposo Tommy Schlame. He filmado unas 32 películas, me parece.