madrid. Belén Gopegui (Madrid, 1963) hace años que dejó de ser la mejor escritora de su generación, como dijo Francisco Umbral, y se convirtió en una de las voces imprescindibles de la narrativa actual. Hoy, después de varios títulos polémicos, vuelve con Acceso no autorizado, su novela más comprometida.
Y es que Acceso no autorizado, que publica Mondadori, es una novela sobre lo que podría haber hecho y no ha hecho la izquierda que ha gobernado este país, y lo hace poniendo a una protagonista que recuerda o calca a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de Vega. Todo ello mezclado con ordenadores y hackers.
Un libro escrito en tono de thiller, y cuya salida a la calle coincide con una situación delicada para los socialistas tras la derrota en la elecciones autonómicas y municipales y con la aparición del movimiento 15-M; y que parece haber sido escrito con el alimento de la frustración o el desencanto. "No usaría la palabra desilusión o desencanto -explica Gopegui-, ya que para desilusionarte hay que haberse ilusionado y creo que los proyectos políticos tienen que convencer; las ilusiones como los encantamientos, carecen de realidad. Imagino la novela como un balance y una apuesta por lo que podríamos hacer". Acceso no autorizado es una fábula en la que un personaje se infiltra en el ordenador de la vicepresidenta con el ánimo de establecer una relación con ella. Una intromisión que saca a la luz los entresijos del poder y su soledad, y que pone de manifiesto el poder de la economía y la banca sobre los políticos. Y Gopegui argumenta que la ministra de Defensa, Carmen Chacón, para explicar que abandonaba presentarse a las primeras, había declarado "en pretérito imperfecto que "quería encabezar un proyecto que reafirmara la autonomía de la política frente a los grandes poderes económicos". Luego esa falta de autonomía no es una sensación, sino un hecho", precisa la autora. Sobre el movimiento del 15-M, Gopegui hace una defensa absoluta.