Madrid. Nunca ganaron un Óscar como Cher, no se embarcaron en aventuras eróticas como Prince, ni recibieron tan malas críticas como Madonna, pero los Beatles han sido siempre una inspiración para el cine, como demuestran Nowhere Boy y el proyecto de biopic de John Lennon de Liam Gallagher.

Al margen de sus aventuras animadas en Yellow Submarine, del entreteimiento semidocumental de Qué noche la de aquél día ('A Hard Day's Night') o del proyecto no resuelto de Stanley Kubrick para adaptar con ellos El señor de los anillos, los Beatles en realidad han sido más fructíferos para el cine como argumento que como actores. Como chico de barrio de Liverpool que era Lennon, Nowhere Boy utiliza su adolescencia para un cóctel de cine social británico tamizado por una banda sonora rock pre-Beatles y con crónica clásica del adolescente inadaptado en una familia desestructurada.

Interpretado por Aaron Johnson y recordando que antes de las gafas de montura fina y flequillo, Lennon aspiraba antes a ser un nuevo Elvis Presley que piedra fundacional de la revolución musical pop que llevó a cabo con Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr.

Así, la obra dirigida por Sam Taylor-Wood, en ese terreno entre el biopic y la excusa para reflexionar sobre los sueños, el desarraigo familiar y la desorientación vital, llega por fin a España tras optar a cuatro premios BAFTA de la academia británica hace dos años. No es la primera vez que esa época sirve para una película. Backbeat, protagonizada por Stephen Dorf y dirigida por Iain Softley en el año 1994, retrataba al conocido como "quinto Beatle", Stuart Sutcliffe.

Stu era considerado el más listo y más sensible de la banda, pero el menos apto musicalmente. Perteneció a la banda durante su estancia en Hamburgo -cuando también estaba Pete Best pero no Ringo Starr- pero salió antes de que la banda alumbrara, ya con el famoso "fab four", el single de éxito Love Me Do.

La película se centraba en cómo se había enamorado de Astrid Kirchherr (interpretada por Sheryl Lee), quien fascinó a toda la banda y fue responsable del peinado con el que pasaron a la historia.

Sobre el trágico final versaba El asesinato de John Lennon (Chapter 27), que J.P. Schaefaer rodó en 2007 centrándose en el psicópata Mark Chapman, que acabó en 1980 con el mito en el edificio Dakota, donde se rodó también La semilla del diablo.

La película, estrenada en Cannes y protagonizada por Jared Leto y Lindsay Lohan, causó polémica entre los beatlemaníacos, ya que se adentraba en la mente del criminal buscando la empatía del espectador, pero no llegó a trascender y recaudó la triste cantidad de 56.000 dólares en Estados Unidos.

También en musical Más éxito y mayor aceptación por parte de los fans tuvo Across the Universe, que tomó el espíritu de algunas de las mejores canciones de los de Liverpool para crear un musical barroco y muy colorido con el sello revisionista de Julie Taymor.

Pasando por la adolescencia, la guerra de Vietman o la revolución hippie, la también directora de Frida consiguió colar el filme entre los candidatos al Globo de Oro a la mejor comedia musical.

Ahora se vislumbran para futuros no muy lejanos dos aproximaciones explosivas: la que prepara el que muchos consideraron heredero natural de la banda, Liam Gallagher, con Johnny Depp en el papel de John Lennon, y una rocambolesca mezcla de The Beatles con el cine de zombies basada en la novela gráfica de Alan Goldsher Paul is undead: the British zombie invasion.