Madrid. Joven realidad del cómic español, Alfonso Zapico deleita los paladares más exigentes con su última novela gráfica, Dublinés, una obra que repasa la trayectoria vital del afamado escritor James Joyce.

"El libro está formado por muchas cosas a la vez: es la biografía de un escritor universal, pero también un viaje en tren, un cúmulo de pequeños detalles y variopintos personajes, trozos de vida pegados a un pedazo de la historia de Europa", detalla Zapico (Blimea, Asturias, 1981).

Referencia obligatoria en la literatura del siglo XX, Joyce resultaba un protagonista muy atractivo. "Me inspira su filosofía, según la cual lo extraordinario de la existencia reside en las pequeñas cosas ordinarias, y en cualquier circunstancia hay sitio para celebrar la vida", explica el autor del tebeo.

Dublinés (Astiberri) ha sido su primer trabajo de corte biográfico. "He querido acercar a Joyce, tan alejado de modas y tan aparentemente críptico, a través de mis dibujos", asegura el ilustrador. Lejos de fantasear con la figura de Joyce, el dibujante llevó a cabo un relato estricto de los hechos originales. "En su vida abundan los episodios pintorescos que se tornan increíbles; hechos como el sueño de la pantera en Dublín o el encuentro con Proust o la escenita de la Ópera de París pueden parecer exagerados, pero se corresponden exactamente con la vida del autor", puntualiza. "Recurrí a la biografía de Joyce realizada por Richard Ellmann, que está considerada como la mejor biografía literaria jamás escrita. Ellmann me dio las pistas, los nombres y los lugares, y luego acudí a libros específicos o a Internet para poner cara a los personajes e imagen a los paisajes", recuerda.

El dibujo de Zapico, exquisito, ha sufrido pequeñas variaciones respecto a obras como La guerra del profesor Bertenev o Café Budapest. "Los escenarios están muy trabajados para lograr que el lector se sumerja de lleno en la historia", analiza. Los textos se presentan de forma concisa, generando una lectura fluida. "Corría el peligro de que el narrador se convirtiera en un monologuista aburrido, así que opté por la prosa sencilla, irónica a veces, cercana y eficaz, más cerca de una conversación que de un monólogo", apunta.

Dublinés supera las 200 páginas, pero Zapico se ha dejado mucho material en el tintero. "Lo reuniré en una especie de 'cuaderno de viaje-libro ilustrado-making off' que se titulará La ruta Joyce", anuncia.