parís. Cerca de un centenar de pinturas, estampas y dibujos de Cristo del maestro holandés Rembrandt se reencontraron ayer en el Museo del Louvre de París después de 350 años de dispersión en colecciones de Europa y Estados Unidos.
El trabajo de tres grandes instituciones culturales como son el Museo de Arte de Filadelfia, el Instituto de Artes de Detroit y el propio Louvre ha dado lugar a la muestra Rembrandt y la figura de Cristo, compuesta por obras que revolucionaron en su época la forma de retratar a Jesucristo, hasta entonces muy idealizado en sus representaciones pictóricas.
El genio del claroscuro trató de responder, a mediados del siglo XVII, a la pregunta sobre la "verdadera" fisonomía de Jesús de Nazareth, rompiendo con toda la tradición del arte cristiano, que evitaba tratar al profeta como una figura histórica para dar de él una visión "más glorificada", explica a Efe el comisario de la exposición, Blaise Ducos.
"¿Por qué el pintor holandés decidió componer una figura de Cristo radicalmente diferente de la que predominaba en la época?", se pregunta el responsable de la exhibición, que recuerda que Rembrandt se mantuvo fiel a los estándares artísticos vigentes durante sus primeros veinte años de creatividad, para evolucionar posteriormente.
El enigma que rodea este cambio de percepción no ha sido del todo revelado, aunque para Ducos se debe al espíritu de superación y competitividad del artista, que, a sabiendas de la dificultad de superar en técnica a sus admirados predecesores, optó por explorar nuevas vías. "Estaba en un callejón sin salida", exclama el comisario, quien atribuye a esta situación la idea de la serie de siete retratos del rostro de Jesús de Nazareth, sin duda el plato fuerte de la exposición, ya que se piensa que esta pudo ser la primera vez que se basaba en un modelo vivo. Además, se cree que Rembrandt escogió como modelo a un joven judío de la época, una comunidad con la que el pintor estaba muy en contacto y que da testimonio de "la tolerancia y la multiconfesionalidad" que predominaban en la Holanda de aquella época, un ambiente del cual el maestro renacentista es "producto", afirma Ducos. Esas pinturas, que podrán verse en el museo más visitado del mundo hasta el próximo 18 de julio, resultan de un largo período de investigación sobre la figura de Cristo, y no habían vuelto a estar juntas desde que salieron del estudio del pintor en Ámsterdam hace más de tres siglos.
La representación que escoge Rembrandt como sustitución del Cristo aceptado hasta entonces por la Iglesia se aleja por primera vez de las descripciones de la célebre carta del político Publio Cornelio Léntulo al emperador Octavio, utilizadas hasta entonces como referencia.