Vitoria. Un plano en la mano del visitante y sobre el suelo, líneas pintadas de diferentes colores que a modo del metro de una ciudad como Londres van guiando al espectador dependiendo de por qué estaciones quiere pasar o cuál pretende que sea su punto de llegada. Así está todo listo para que nadie se pierda. Bueno, en realidad, para que si eso pasa, sea de manera consciente. En cada parada, y son unas cuantas, aguarda gran parte de la historia de la videocreación realizada o en el Estado o por artistas españoles desde la década de los 70 hasta la actualidad, aunque casi el 50% de la muestra hace un especial hincapié a lo sucedido en los últimos quince años, ya que desde entonces nadie había realizado una revisión parecida a la ahora producida por Artium.

Como todo "un hito" que va más allá de las fronteras alavesas o vascas describió ayer el director del centro, Daniel Castillejo, una propuesta que comenzó a gestarse hace cuatro años y que ahora se hace realidad en el museo de la calle Francia, donde permanecerá hasta el próximo 5 de septiembre. VideoStorias, que así se llama la exposición, no quiere ser una retrospectiva, sino una amplia mirada al camino recorrido partiendo de la base de que, por supuesto, se podían haber hecho otras revisiones, con otros puntos de partida y otras lecturas. Pero la vida, como la creación, es elegir y las comisarias Blanca de la Torre e Imma Prieto han compuesto su propia apuesta.

El resultado, eso sí, necesita tiempo. Verlo en un solo viaje es excesivo. La muestra no quiere ser un camino cronológico por lo realizado desde hace 40 años, sino que propone cuatro recorridos distintos atendiendo a otros tantos conceptos (la tecnología, la política y lo social, el sujeto, y el propio arte), sendas que ayudan, además, a poder visitar este libro de historia abierto en distintas ocasiones y momentos.

Más de 70 obras y artistas dan forma a este cuerpo de televisiones e imágenes en el que también, de forma casi imperceptible pero necesaria, la fotografía, la instalación y alguna que otra disciplina. Y destacar aquí, poner el acento en algo determinado, es casi imposible. Destacar, tal vez, algunas consideraciones o datos. El primero, que, y esto ha sido un empeño de las comisarias, hay una fuerte representación de piezas realizadas por ellas. El segundo, esa relevancia que se la querido dar a lo hecho en la última década y media, donde, como apuntó Prieto, el sentido del humor es un denominador común importante. El tercero, que, como siempre que se intenta generalizar, cada creador esconde un mundo, que aquí hay muchas historias, técnicas, percepciones, formulaciones... y que incluso referirse al concepto de videocreación española es hoy muy complicado ya que las fronteras geopolíticas y artísticas no coinciden.

Más allá de eso, hacer un listado de artistas presentes sería una locura. Tal vez, reseñar la presencia de Primera muerte, de Ángel Jové, Antoni Llena, Silvia Gubern y Jordi Galí, pieza de 1970 que se creía perdida y que es toda una primicia en Gasteiz, en una ciudad en la que, sobre todo en los años 80 con el nacimiento de los festivales audiovisuales de la capital que luego mutaron en VTV, se hicieron muchas cosas que dejaron poso pero que, sin embargo, hoy parecen demasiado lejanas.

Como siempre, la muestra vendrá acompañada de actividades paralelas, aunque la mayor parte se producirán ya en mayo.