madrid. Una importante selección de los tesoros arqueológicos del Museo Hermitage de San Petersburgo saldrá por primera vez de Rusia para mostrarse en el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), en una exposición que recorrerá la historia rusa del Paleolítico a la Edad Media a través de sus vestigios.
Casi 500 piezas únicas se expondrán entre abril y octubre en el museo alicantino, según se anunció ayer en Madrid.
El MARQ mantiene desde hace años una estrecha colaboración con el Hermitage no sólo en cuanto a exposiciones, sino también en aspectos científicos, intercambio de literatura técnica o restauración de piezas, ha señalado el vicedirector del museo ruso, Georgiy Vilinbajov.
La muestra, presentada hoy en Madrid bajo el título Tesoros de la arqueología rusa en el MARQ, es la mayor exposición arqueológica en la historia del Hermitage, ya que las organizadas hasta ahora tenían "una temática muy limitada y concreta", según el jefe de su sección de Arqueología, Andrei Alexeev.
Se trata de una muestra "excepcional" con un ámbito cronológico y territorial "inmenso": del Mar Negro a las profundidades de Siberia, del Paleolítico al siglo XVI, de culturas locales como los nómadas de Asia central a grandes civilizaciones como la de Grecia o Roma.
Los visitantes podrán ver piezas de oro, plata, piedra, cuero, madera, cerámica y material textil, algunas de las cuales están en el Hermitage desde hace más de cien años y otras llegadas al museo ruso más recientemente, fruto de las numerosas expediciones arqueológicas que éste lleva a cabo -más de veinte en marcha en la actualidad-.
Los dos objetos más importantes que viajarán a Alicante son la figura del ciervo de Pazyryk y el peine del túmulo de Solokha, de origen escita, ambos tallados en oro unos 500 años antes de Cristo.
900 metros cuadrados La exposición se estructura en tres salas y ocupa una superficie de 900 metros cuadrados.
En la primera, dedicada a la prehistoria, se verán venus paleolíticas talladas en marfil, el elenco de bronces de Urartu y joyas del enterramiento del IV milenio antes de Cristo del Kurgan de Maikop, entre otros objetos.
Los escitas, Grecia y Roma protagonizan la segunda sala, que además de los dos principales tesoros de la muestra albergará joyas de oro de los pueblos nómadas del Altai y los escitas.
También incluirá objetos suntuarios de la cultura siberiana del Yenisei, las célebres máscaras funerarias de Tashtyk o terracotas y esculturas de piedra procedentes del Bósforo y de influencia helenística y romana.
Hallazgos arqueológicos de la Edad Media hasta la formación del Principado de Moscú ocupan la tercera sala, con piezas de la época inicial de la Ruta de la Seda como los espejos o maderas lacadas chinas de los antepasados de los hunos o los vasos de plata persas distribuidos por los nómadas de Asia Central.
También podrá verse un pavimento de losetas del palacio de Iván el Terrible e iconos y crucifijos del establecimiento bizantino del Quersoneso, foco de la conversión religiosa de Rusia.
"El Hermitage es visto por el mundo como un museo de arte, pero lo es de historia y cultura en el más amplio sentido de la palabra", ha dicho su vicedirector, que ha recordado la existencia de departamentos del mundo antiguo, oriental, numismática o historia y cultura rusa.