La cuenta atrás para la inminente gala de los Goya ya está en marcha. El domingo se cumplirán 25 años de entregas, un cuarto de siglo de reconocimientos a los profesionales del cine estatal. Y en el Teatro Real, donde por esta vez tendrá lugar la ceremonia, habrá dos alaveses en liza en las categorías de Mejor Actor de Reparto y Mejor Largometraje de Animación. Habrá que cruzar los dedos porque la suerte ha sido esquiva en los últimos años con los profesionales del territorio y eso que alguno de ellos ha estado muy cerca.
Es el caso de Maite Ruiz de Austri. La realizadora gasteiztarra, aunque resida ahora lejos de la ciudad, llegó también a la final el año pasado pero se quedó con las ganas. Eso sí, repite este año de la mano de El tesoro del rey Midas, su nueva posibilidad de conseguir algo histórico teniendo en cuenta que es mujer, directora y que trabaja la animación: ganar su tercera estatuilla. Y es que no muchos profesionales de la gran pantalla estatal pueden decir que cuentan con dos bustos del famoso pintor en la balda de casa. Ella sí.
En el piso que Karra Elejalde tiene en Barcelona puede que también haya que hacer un hueco para el Goya. El actor llega a esta nominación gracias a su participación en También la lluvia, de Iciar Bollaín, un filme que incluso ha estado a punto de colarse en los Oscar. Ver al intérprete de Gasteiz en Los Ángeles hubiera sido, cuando menos, curioso.
Se da la casualidad de que el año pasado, junto a Ruiz de Austri, el otro alavés con posibles en los premios de la Academia del Cine español fue otro actor alavés que vive fuera (esta vez, en Madrid). Se trataba de Fernando Albizu, quien estuvo nominado en la categoría de Mejor Actor Revelación por su papel en Gordos.
Es de esperar que esta vez se pueda romper una mala racha que dura ya un tiempo y si no que se lo pregunten, por ejemplo, a Bingen Mendizabal, que en 2009 pudo hacerse con un Goya gracias a la banda sonora de El juego del ahorcado y tampoco hubo manera. ¿Será el domingo el día de la resurrección?
La pregunta tendrá contestación en unas horas, pero parece que tanto Elejalde como Ruiz de Austri tienen sus posibilidades. Mucho mejor situado parece el actor. Desde antes incluso de que se conociesen las nominaciones, su nombre estaba en boca de muchos gracias a su papel de Antón, el personaje que a su vez se mete en la piel de Cristóbal Colón.
No lo va a tener fácil. De eso no hay duda. Y es que se juega los cuartos con Sergi López, Álex Angulo y Eduard Fernández. Sin embargo, Elejalde se encuentra entre muchas apuestas tanto por el éxito propio de la película como por el trabajo que ofrece bajo la dirección de una Bollaín que parece haber encontrado a un Karra que muchos no creían que existiera.
De conseguirlo sería su primer Goya, un reconocimiento a la altura de una carrera, tanto en el teatro como en el cine, que nunca ha querido amoldarse a lo establecido, que siempre ha luchado por ser diferente y distinta, al mismo tiempo que fiel a los principios de un intérprete imposible de calificar.
Menos suena el nombre de Ruiz de Austri, entre otras cosas porque tanto de los largos como de los cortos de animación se habla muy poco a no ser que haya una cara conocida metida de por medio, como fue el caso de Antonio Banderas con El lince perdido. De todas formas, la realizadora tiene varios puntos a su favor en su competición con Chico y Rita (que, eso sí, tiene a la productora de Fernando Trueba de por medio), Las aventuras de Don Quijote, y La tropa de trapo en el país donde siempre brilla el sol.
La realizadora alavesa compite con la que se podría denominar como la segunda parte de su exitosa Animal Channel, la película con la que consiguió la nominación hace un año pero con la que no pudo conseguir el objetivo final. El tesoro del rey Midas (Extra Extremadura de Audiovisuales) podría saldar esa cuenta pendiente.
La directora y el actor lo intentarán. Y ojalá tengan suerte. Ellos, por lo menos, han llegado hasta aquí. El resultado final se conocerá el domingo, cuando puede que el vigésimo quinto aniversario de los Goya tenga también algo de sabor alavés.