Bilbao. El experimentado músico catalán ya sabe lo que es trabajar en Bilbao. Y tiene un buen recuerdo, porque acaba de recibir un galardón en los prestigiosos Premios Campoamor por dos zarzuelas producidas por el Arriaga en 2009, La Viejecita y Chateau-Margaux.

Ahora vuelve con una obra de Jesús Guridi, un autor muy querido en Euskadi.

El público al que le gusta la música por supuesto que conoce al autor, pero es una pena que aquí no se haga una documentación desde las escuelas. Igual que se habla de los escritores, habría que hablar de los grandes compositores que hemos tenido. Y es que ha habido una gran serie de compositores, pero muchos han sido menospreciados.

¿Y a qué se debe?

Siempre ha ocurrido que quien se dedicaba a la música sinfónica era respetado y el que trabajaba el teatro lírico... ¡Bah! Ese hacía música para las masas. Bueno, ¿y qué? La música podía estar muy bien hecha, como en el caso de Guridi.

Además, es que Guridi no solo se dedicó al lírico.

Por supuesto que no. También escribió grandes sinfonías, como las famosas Diez melodías vascas. Guridi ha sido uno de los grandes.

Pablo Viar, director de escena en esta versión, declaró que, hasta la fecha, las zarzuelas se han representado de manera cutre. ¿Ya es hora de darles el tratamiento que se merecen?

Sí, así creo que se expresó Viar. Y la verdad es que muchas veces se han representado zarzuelas con dos ensayos previos y salida a escena. Es algo que no se les puede criticar a las compañías pequeñas, sin muchos medios, pero los teatros grandes, como el Arriaga, deben tomar estas iniciativas. Lo que más me satisface es que estoy aquí gracias a Emilio Sagi; él me ha hecho entender que hay que defender a nuestro género lírico.

Usted ha trabajado mucho género francés e italiano pero, quizás, no tanto el de aquí.

Así es. He dirigido mucha ópera italiana y francesa, pero me siento obligado -¡con mucho gusto!- a defender nuestro repertorio. Es nuestro deber ponerlo al día y trabajar en estas condiciones. Es labor de los grandes teatros programar así, como se merecen, este tipo de zarzuelas, que algunas son superiores, a muchas óperas de otros países. Pero muchas veces no nos lo creemos. Y la verdad es que El caserío es una gran obra que merece este tratamiento.

La obra se estrenó hace ya 85 años. ¿Ha sido costoso actualizar la zarzuela a estos días?

Siempre es difícil, sobre todo intentar alejarse de las tradiciones que han quedado en disco. Hay varias grabaciones disponibles y es inevitable escuchar alguna. Entonces, uno ve los aciertos y otros puntos que no le han convencido del todo.

Y es que en las partituras no está todo escrito...

Eso es lo más bonito. Tú puedes leer la partitura, estudiarla a fondo, sacar tus propias conclusiones -también las que te da el autor por escrito- y, además, atender a lo que puedes leer entre líneas. Y eso es lo más importante, la magia de la música: lo que uno puede leer entre líneas. Pero hay que decir que nos ha facilitado mucho el trabajo la publicación de la nueva edición. Porque hasta hace poco, no toda la obra pero sí, por ejemplo, El caserío, se tocaba con manuscritos de la época. Y la editorial Tritó ha tenido la gran iniciativa de reeditarlo. Además con la edición del maestro Miguel Roa, que fue alumno del propio Guridi.

Traen una gran obra, de un gran autor y ¡con un elenco de primera!

¡Qué gran verdad! El equipo que tenemos es de lujo, desde los actores, la coral, la orquesta...

En su estreno, "El caserío" fue un gran éxito. ¿No siente presión?

Espero que estemos a la altura, y creo que así será, porque el amor que hemos sentido todos por esta partitura... A poco que hagas, al estar tan bien escrita, ¡rueda sola! La orquesta la veo entusiasmada interpretando la obra, les gusta muchísimo porque es una música de gran calidad.

Tras conocer el fallo de los Premios Campoamor, una zarzuela coproducida por el Arriaga y el Teatro Campoamor, y dirigida por usted, debe tener el éxito asegurado, ¿no?

(Risas). Yo estoy encantado con el premio que obtuvimos por La viejecita y Chateau-Margaux, porque también ahí nos volcamos mucho. Además me acaban de dar una alegría al decirme que repondrán la obra en Barcelona, para junio de 2012. Así que estoy con mucha alegría por el premio, la reposición y, ahora, el estreno de El caserío.