Cuando 7 kolore vio la luz hace diez años, la respuesta que recibió Jon Arretxe no pudo ser mejor. De hecho, se sigue considerando como una de sus mejores obras, un gran viaje por el mundo de los sentimientos compuesto por historias contadas en diferentes partes del mundo. Pero ya por entonces, al autor, que en aquella época todavía vivía en Gasteiz, le rondaba una idea en la cabeza. A su creación le faltaba algo... las letras pedían tener su propia banda sonora.

El proyecto permaneció ahí. También cuando se publicó la versión en castellano. Pero unas cosas y otras hicieron que todo quedase en el cajón de los posibles. Hasta que en la senda se cruzó la editorial Erein y Arretxe empezó a creer que su sueño era posible. Han tenido que pasar diez años. Él ya no vive en Vitoria, aunque guarda aquí una buena familia de amigos. En aquella primera edición sí había ilustraciones, pero al escritor y músico le sabían a poco. Así que para esta nueva oportunidad volvió a contactar con la eibarresa Cristina Fernández, que ha terminado por construir una exposición en toda regla dentro de un libro. Y para el pentagrama... bueno, para eso el creador se acordó de un compositor al que conocía bien, entre otras cosas gracias a su paso por el Conservatorio Jesús Guridi, el oyonés Paco Ibáñez. Entre los tres han creado casi una pieza nueva, un disco-libro que aunque guarda la esencia del origen da un paso más dentro de un recorrido vital y literario que parece no conocer su final.

"Mi gran preocupación era que alguien comentase: ¿es que a Jon no se le ocurre nada nuevo? Pero ahí está un disco que es impresionante, y unas ilustraciones que son... magníficas. Con los textos, lo único que he hecho ha sido volver a leerlos y retocarlos un poco. Siguen siendo las mismas historias, aunque tal vez un poco mejor contadas", relata Arretxe, que se acuerda divertido de sus 15 años en la capital alavesa. "Fue una época que dio para mucho", ríe. Incluso dio para ver nacer a la primera versión de 7 kolore. "Pero faltaba algo, ya lo sabía entonces", apunta.

El tercer pilar que quedaba ha llegado ahora de la mano de Paco Ibáñez. "Ha sido un año de trabajo muy intenso, con muchas reuniones y conversaciones, pero para mí ha sido una experiencia encantadora", relata el ex director del Conservatorio Jesús Guridi, quien resalta del resultado final el hecho de que en el disco-libro se incluyan las partituras creadas por él. "Es que no existen libros así y una propuesta así es muy importante".

Con la vista puesta en el pasado, el músico se acuerda de cuando conoció al escritor, también cantante. "Fui a una clase de canto en la que interpretaban una obra mía. La profesora de Jon le dijo que se acercara a mí para ver si yo quería componer algo para él puesto que los bajos no tienen mucho repertorio y así nos conocimos" rememora. "La verdad es que me daba mucho apuro presentarme, a Paco le tenía mucho respeto", apunta Arretxe. Pero ese fue el punto de partida para el trabajo conjunto que ahora tienen entre las manos.

Una obra que en su formato sonoro cuenta también con la colaboración del pianista Iñaki Belasko, la soprano Olatz Saitua, el tenor Enrique Campos y el propio Jon como bajo. Todos ellos, además, están protagonizando una serie de presentaciones de la pieza en directo que todavía no tienen fecha fija en Gasteiz, pero todo se andará.

El escritor, que por ahora ha dejado un poco aparcada una novela negra ambientada en Tánger para centrarse en esta revisión aumentada y completada, ve de esta forma su proyecto como lo ideó hace una década. De todas maneras, la esencia se mantiene. Al final, como él mismo dice, "esta obra fue y es un viaje por el mundo de los sentimientos".

Eso sí, ni Jon ni Paco ven muy clara la posibilidad de volver a encontrarse dentro de diez años para hacer una versión en e-book y con descargas multimedia, por ejemplo. "Prefiero no pensar en eso, me estoy empezando a asustar con lo de las nuevas tecnologías. 7 colores es un libro en papel y un disco para guardar", apunta Arretxe divertido. Eso sí, seguro que, tanto en lo personal como en lo profesional, sus caminos se seguirán cruzando.