madrid. La crisis de la Monarquía, obra galardonada ayer con el Premio Nacional de Historia, es según su autor, Pablo Fernández Albaladejo, un "ajuste de cuentas con la historiografía", en el que ha tratado de modificar el "enfoque pesimista" que existía sobre el XVII, "el siglo maldito".
Tras conocer el Premio, dotado con 20.000 euros y concedido por el Ministerio de Cultura, Fernández Albaladejo, ha considerado que quizás esa "revisión" que hace de la historia ha motivado el galardón, que le ha resultado "totalmente inesperado". El autor, catedrático de Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Madrid, asegura que en su obra no niega que en el siglo XVII hubiera cambios cruciales "que tuvieron más bien una vertiente negativa", pero añade que también se vivió entonces "un impulso creador importante en términos culturales y de la propia reconstrucción del país".
Renuncia Santiago Sierra, autor de la polémica obra Palabra tapada instalada en el Pabellón de España de la Bienal de Arte de Venecia 2003, dijo ayer "no" al Premio Nacional de Artes Plásticas 2010 con el que fue galardonado el jueves, aduciendo que es "un artista serio" en una carta dirigida a Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, y publicada en su blog Contraindicaciones. En su misiva, el artista agradece "a los profesionales del arte" que le recordaron y evaluaron "en el modo en que lo han hecho". "No obstante -añade-, los premios se conceden a quien ha realizado un servicio, como por ejemplo a un empleado del mes".
Asimismo, Sierra afirma que "en este momento" "el arte" le "ha otorgado una libertad" a la que no está "dispuesto a renunciar". "Consecuentemente", su "sentido común", explica, le obliga a "rechazar" el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010, que "instrumentaliza en beneficio del Estado el prestigio del premiado", objeta. "Un Estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común, sin importar qué partido ocupe el puesto", escribe Santiago Sierra. "Un Estado -argumenta el artista- que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un Estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un Estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local. El Estado no somos todos. El Estado son ustedes y sus amigos", sentencia Sierra.