Araia. Esta semana, el Fin de Año Musical de Araia da un giro copernicano a su oferta sonora. Si el pasado sábado dejó flotando al público por las nubes del clasicismo de Mozart, Saint-Säens y Sarasate, en éste el certamen, que cuenta con la colaboración de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, toma tierra con el rock de Gari. En concreto, será a partir de las 20.15 horas en Andra Mari Aretoa.

Iñaki Garitaonaindia fue miembro Hertzainak, mítico grupo de aquello que se llamó rock radical vasco, cuya partida de nacimiento lleva la fecha de la Nochevieja de 1981 y el lugar de Gasteiz. Hay quienes afirman que empezaron como una versión vasca de los ingleses The Police, pero seguramente su estética, que daba una imagen cercana al punk con un envoltorio rítmico elaborado con materiales del reggae y el ska, estaba más próxima a The Clash.

Su atractivo estaba no tanto en la forma como en el fondo, en el mensaje de sus letras que echaban raíces en la complicada situación política vasca, de ahí su etimológica radicalidad, apreciada por unos jóvenes que hoy, casi treinta años después, ya no lo son, aunque la situación política siga siendo básicamente la misma que entonces, motivo por el cual la música de Gari es en la actualidad apreciada por un público con un amplio espectro de edad.

Pero no todo era radicalidad. En aquella época en la que apenas se escribían canciones de amor, Hertzainak se atrevió con Aitormena, que hoy en día es una de sus canciones más recordadas.

Desde la desaparición del grupo, en 1993, Gari (Legazpia, 1964) ha descrito una interesante trayectoria musical. Hay que recordar que empezó en esto de la música con el grupo Ziper, allá por la prehistoria. Ahora presenta un recopilatorio de todo este extenso itinerario, 16 lore, que recreará hoy en Araia.

Para cualquier artista con un currículum tan amplio como el de Gari, producir un recopilatorio es comparable a un ejercicio de mirarse sin tapujos en un espejo. Hay que enfrentarse a la imagen y evolución de uno mismo, a los momentos más difíciles y duros, a los relativamente más ricos, e incluso a los más convencionales. En cada etapa, mejor o peor, siempre existe para el artista algún tema que guarda un significado especial, sin que haya sido el de más éxito. Su trascendencia es siempre subjetiva, y especial para quién lo creó. Este ha sido el punto de partida del disco, que incluye 16 canciones de distintas etapas, elegidas por el valor simbólico que tienen para él.