Vitoria. Del grabado, al collage. Del collage, a la escultura. De la escultura, al grabado. La primera muestra en Gasteiz de Juan Luis Baroja Collet refleja su variada inquietud formal, y un compendio de ella recala hasta el 28 de octubre en la galería Felisa Navarro.
Hasta el año 87, su mirada viajó por el pincel, pero a partir de entonces se lanzó a estas tres técnicas creativas como traductoras de su lenguaje. Y es que él mismo asegura no ser "un artista ecléctico, que cambia continuamente", sino que, pieza a pieza, va construyendo un "vocabulario" desde el que contar.
Las piezas de bronce son las que primero reclaman la atención de su narrativa, con formas que, como el resto de su expresión, cabalgan entre lo figurativo y lo abstracto "incidiendo en la memoria colectiva". Hay quien observa en ellas ecos animales, quien desenreda en sus curvas sutiles conceptos. También hay quien ve rescoldos de herramientas y aperos. Y es que su origen eibartarra deja reminiscencias inevitablemente industriales.
Pero, para rastro, el que le ofrece el grabado, asignatura que imparte en la Escuela de Arte de Deba. "Me interesa la gráfica como huella", reconoce, y es en la fuerza, en la firmeza de la técnica antigua de esta disciplina, donde encuentra su forma de explicarse. En el collage, sin embargo, se rinde a la experimentación y el juego, y armado de papel, tinta y café consigue composiciones de atractiva estética.
Lo suyo no es crear series para buscar galerías. "Prefiero que me ofrezcan un espacio y buscar luego qué piezas pueden exponerse". Piezas que llegan tras mucha mancha, tras mucha prueba, tras una búsqueda constante que ha encontrado un nuevo recodo donde pararse a respirar y encontrarse con la gente. Por primera vez, en Gasteiz.