Guillem, a pesar de que en su familia no había una especial afición musical, se sintió desde niño atraído por los sonidos reflejados en el pentagrama. Aprendió a tocar el violín con el método Suzuki y, más tarde, pasó a la Escuela del Liceo de Barcelona, para posteriormente continuar sus estudios en Londres, donde se graduó, y en Alemania.
Hace tres años, en el verano de 2007, sus familiares, amigos y vecinos le animaron a realizar algún pequeño concierto para ellos, lo que hizo con un par de amigos, pero como cuando uno está entusiasmado con algo se tiende a compartirlo con el mayor número de personas posible, Guillem lo que organizó a partir del año 2008, fue una minigira por los pueblos del municipio de Asparrena, a la que puso el nombre de Asparrena Musiketan, en compañía de sus amigos músicos, con los que ha formado el Albéniz Quartet, constituido por él mismo y Mireia Ferrer (violín), Núria Garcia (viola) y Alberto Ferrés (violonchelo).
El conjunto se denomina así en honor del músico catalán Isaac Albéniz, no por la procedencia del abuelo de Guillem, pero vaya lo uno por lo otro. En esta serie de conciertos también participó el grupo vocal Ars 5. Es de justicia decir que estos conciertos vieron la luz en gran parte, gracias a Patxi Martínez de Albéniz, por aquel entonces presidente de la Junta Administrativa de Albéniz.
La experiencia se repitió en 2009 y en este año 2010. Esta semana los miembros del Albéniz Quartet y de Ars 5 han ofrecido conciertos en Albéniz, Ilarduia, Ametzaga y Gordoa, con una importante asistencia de público.
Se trata de músicos jóvenes. Guillem tiene ahora 25 años, pero con una excelente formación, que aprecian el contacto directo con el púbico. Su experiencia en Asparrena ha sido altamente positiva, entre otras cosas porque han constatado que, en palabras de Guillem, "el público responde". Efectivamente, el jueves el pórtico de la iglesia de Ametzaga se quedó pequeño para acoger a las personas que acudieron para escuchar los dúos para violín y violonchelo que interpretaron Guillem Calvo y Alberto Ferrés.
Su intención es que estos conciertos se consoliden en el futuro, ampliando su radio de acción a otras localidades de la Llanada y acaso del resto de Álava.
En cuanto a su impresión de estos conciertos, Guillem considera que "desde luego no se trata del típico público de música clásica, nos encontramos con espectadores de todas las edades, desde niños hasta abuelos, no es normal ver gente tan diferente, pero es altamente gratificante para nostros".
Por otra parte, Guillem considera positivo que su música sirva para que la gente de los pueblos vaya de uno a otro para escucharles, puesto que es un motivo para que se relacionen entre ellos. Su repertorio es clásico, tanto con compositores como Beethoven o Haydn, así como otros más modernos, como Martinu o Villalobos.
En resumen, la iniciativa de Guillem Calvo Martínez de Albéniz y sus amigos, supone poner la música clásica al alcance de personas que, en general, no tienen un acceso fácil a ella. Guillem considera que "las pequeñas iglesias de la Llanada tienen una acústica ideal para la música de cámara y un aforo muy conveniente para este tipo de conciertos, lo suficientemente grande para acoger a toda la gente que acude y lo suficientemente recogidas para dar la necesaria sensación de intimidad para el tipo de música que se interpreta".
Los músicos resaltan "la calurosa acogida que los pueblos de Asparrena han mostrado, tanto al ciclo de conciertos como a nosotros mismos". Por otra parte, hay que señalar que las Juntas Administrativas de los pueblos en los que tienen lugar los conciertos, corren con los gastos mínimos de desplazamiento de los músicos.