ROMA. Varios años antes de darse a conocer con sus largometrajes, el director de cine estadounidense de origen judío Stanley Kubrick capturó sus primeros fotogramas para las páginas de la revista "Look", un aspecto casi desconocido de su biografía y que sale ahora a la luz con una exposición inédita en Milán.
La muestra descubre al público por primera vez y hasta el 4 de julio la pasión por la fotografía de uno de los directores de cine más famosos del siglo XX, con casi doscientas instantáneas en las que un jovencísimo Kubrick (Nueva York, 1928 - Harpenden, 1999) retrató la vida cotidiana de la América de postguerra.
En 1945, cuando Estados Unidos cosía aún sus heridas tras la Segunda Guerra Mundial, la fotografía que Kubrick realizó a un vendedor de periódicos tras la muerte del presidente Franklin D.
Roosevelt le valió el reconocimiento por parte de los editores de "Look" y un contrato en la revista con tan sólo diecisiete años.
A partir de ahí, se forjó una importante carrera como fotógrafo dando rienda suelta a una afición que heredó de su padre pero que abandonó definitivamente pocos años después para dedicarse al cine.
Sus capturas son, aún hoy, el reflejo de la vida de Estados Unidos en los años inmediatamente posteriores a la contienda mundial, contada a través de sus protagonistas.
La búsqueda del alma y la profundización en la psicología de las personas retratadas eran siempre el punto de partida en sus tomas, en las que se empiezan a vislumbrar algunas de sus obsesiones.
El análisis milimétrico de la personalidad de los personajes que Kubrick desarrolló en películas como "La naranja mecánica" (1971) o "La chaqueta metálica" (1987) se apreciaba ya años antes, en su trabajo para la revista.
La mirada perdida del boxeador Rocky Graziano tras un combate, la intimidad de un joven Montgomery Clift en su apartamento o la calidez de los acordes de jazz de los músicos de Nueva Orleans que se aferran al pasado en un mundo que cambia, son los narradores en una serie de fotografías que pretenden dar testimonio de toda una época.
Siguiendo la línea editorial de la revista "Look", que buscaba que el sujeto fuese fotografiado en todas sus actividades cotidianas, Kubrick no dudaba en recurrir a todo tipo de técnicas para conseguir un mayor realismo en sus instantáneas, llegando incluso a esconder la cámara en las mangas de su chaqueta para pasar desapercibido en el momento del disparo.
Desde los intelectuales que se formaba en la Universidad de Columbia hasta los limpiabotas que poblaban las calles de Nueva York antes de convertirse en la capital del mundo, pasando por las familias circenses que viajaban de una parte a otra del país, la realidad de aquellos años fue capturada por la lente del cineasta en unas instantáneas que cumplían un doble objetivo.
"No se limitan a representar una época, como podría esperarse de un reportero", dice el comisario de la muestra, Rainer Crone, "son una invitación para enfrentarse a los recursos del medio fotográfico, una constante de la obra artística de Kubrick que comienza con la fotografía y que continúa en el cine".
Al igual que en sus largometrajes, también en su carrera como fotógrafo se dibuja ya su capacidad narrativa y la influencia que tuvieron en él directores como el alemán Max Ophuls o el ruso Sergéi Eisenstein.
A través de casi doscientas fotos tomadas entre 1945 y 1950 y procedentes del Museo de la ciudad de Nueva York, donde se conservan más de 20.000 negativos realizados por el cineasta, la exposición rescata hasta el 4 de julio una faceta casi desconocida de uno de los directores que han marcado la historia del cine reciente.