Donostia. La musicóloga de Amurrio Itziar Larrinaga recibirá hoy el IX Premio UPV-Orfeón Donostiarra por su investigación Vida y creación musical del compositor Francisco Escudero, fallecido en 2002 en la capital guipuzcoana tras una larga y exitosa vida en la que acumuló un buen número de premios y reconocimientos profesionales (como el Premio Manuel de Falla, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y la Medalla de Oro de la Sociedad General de Autores y Editores). Larrinaga no estará sola a la hora de recoger esta distinción puesto que el director adjunto de la Quincena Musica, José Antonio Echenique, también recibirá el premio UPV-Orfeón Donostiarra con motivo de su trayectoria. El acto tendrá lugar esta tarde en el Campus de Ibaeta.

En primer lugar, ¿cómo se ha tomado este reconocimiento?

Me ha sentado estupendamente, porque después de tantos años de trabajo es una gran alegría ser reconocida y, a través de mí, el maestro Escudero. De alguna manera, mi trabajo recupera la memoria del compositor y premiando mi esfuerzo se premia a Escudero también.

Cómo llegó a investigar la vida y obra de Francisco Escudero?

Fue gracias a una conferencia del catedrático de musicología de la universidad de Oviedo, Ángel Medina. Él me propuso estudiar la figura del compositor y luego, al entrar en contacto con Escudero, me quedé fascinada además de por su obra por su bella personalidad y, entonces, decidí continuar.

Conoció personalmente al compositor. ¿Cómo era?

Conocí al maestro Escudero en 1998 y ya rondaba los 80 años. Todo en él era poesía y amor por la música, oírle hablar era algo muy especial. Había que rescatar sus recuerdos que quedaban como en el olvido y esto fue uno de los fuertes de mi trabajo. La frágil memoria de Escudero me obligó e invitó a documentar todo lo que no podía recordar, incluso, recordaba de una manera imprecisa y errónea, lo que me condujo a bucear en los archivos de una manera muy notable.

¿Cuál es el núcleo central de su trabajo?

El estudio de la vida y obra de Escudero. Estaba todo por escribir sobre estas cuestiones y finalmente, tuve que acotar el estudio de su obra a sus óperas, que dentro de su vasta producción es lo más significativo: Zigor en plena dictadura (1957-1963) y Gernika (1979-1985), ambas escritas en euskera. Entre medio, tiene otra ópera llamada Fuente Ovejuna, a la que le dedicó un espacio importante porque refleja la crisis que vivió el autor. Al parecer, Zigor no tuvo la repercusión que él esperaba en Euskadi. Aunque sí fue acogida entusiastamente por quienes la estrenaron, no tuvo el calado social que él hubiera querido. Se desilusionó bastante y, curiosamente, fue el gobierno de Franco y el Ministerio que entonces llevaba Manuel Fraga quien apoyó el estreno escénico de Zigor. Todo ello, le animó a crear una ópera de repercusión nacional que es la inacabada Fuente Ovejuna. El oratorio en euskera de Xabier Lizardi Hileta provocó grandes emociones a artistas como Oteiza, que afirmó: "Gracias a esta obra puede hablarse del renacimiento vasco". Pero para él no fue suficiente, no vino de la manera que él hubiera querido.

¿Éste ha sido su primer trabajo de investigación musical?

De esta envergadura sí, no es el único que he hecho pero éste me ha llevado casi diez años de mi vida y eso ya es.

¿Cuál ha sido la mayor dificultad a lo largo de los diferentes momentos de la investigación?

La soledad. He valorado especialmente a las personas con las que podía compartir los resultados de mis investigaciones.

Escudero ha sido un hombre reconocido por las instituciones: homenajes, recuperación de su patrimonio... ¿Por qué cree que existe esta perseverancia por recuperar su nombre?

Escudero ha sido uno de los grandes maestros del siglo XX en el País Vasco y en España y tal vez, correspondía saldar la deuda histórica con este hombre. También fue reconocido en vida pero la cuestión es que su música todavía no es lo suficientemente conocida por la sociedad vasca en general y mucho menos por las nuevas generaciones. La familia tampoco considera que su nombre esté debidamente reconocido. La tarea de un compositor en una sociedad es difícil y él era un hombre romántico de corazón que creía que su obra debía tener su impronta en la cultura del pueblo. Al ver que no la tenía de manera inmediata, nació su frustración pero con el tiempo el pueblo le reconocerá como reconoce a Oteiza, Chillida o Lizardi.

Algunas de las partituras de Escudero se han llegado a extraviar.

He recuperado muchas obras de Escudero que estaban extraviadas en diferentes lugares. Era muy generoso y acostumbraba a prestar sus trabajos. Todavía pueden aparecer obras como la recientemente hallada La misa de San Mames (1946).

¿En qué medida ha dificultado su trabajo este hecho?

Ha supuesto un reto precioso porque es extraño que le ocurra esto a un compositor del siglo XX.

¿La investigación musical es a lo que desea dedicarse en los próximos tiempos?

La investigación musical me ha ocupado los últimos años de mi vida. De hecho, me he formado como pianista, musicóloga, he obtenido el doctorado en historia y ciencias de la música y me encantaría contribuir a que se establecieran los estudios de musicología en el País Vasco. La cuestión es que tengo otros intereses que son el mundo del clown y la voz, mi gran pasión.

¿Y qué planes tiene ahora?

Principalmente descanso y prudencia a la hora de establecer prioridades. Tengo proyectos en curso como recuperar el patrimonio musical de Zumaia o concluir algunos trabajos. También me apetece estudiar en colaboración, la figura de Gudiri o abrir la puerta de la antropología musical.