Agustín Raúl Pérez León tiene 70 años y es portero del teatro Alhambra de La Habana. También ha participado en 20 películas y varios "comerciales", aunque desgraciadamente no ha podido verse en casi ninguno. Dice que no sabe por qué le escogen para estos trabajos, pero confiesa orgulloso su éxito en los castings; sus últimos anuncios han sido para Iberia y una marca de ron.
Este hombre que, pese a todo, reconoce no sentirse actor viste camisa blanca salpicada de sangre falsa. Durante buena parte de la calurosa mañana ha permanecido tirado en el suelo polvoriento. Admite que en algún momento se ha dormido, aunque ha intentado contener la respiración para interpretar con la mayor diligencia posible su papel de muerto. "No miro a la cámara porque a mí lo que me interesa es trabajar", afirma con entusiasmo.
Pérez León es uno de los 70 extras que participó el martes en una de las escenas más espectaculares de la película Dragoi ehiztaria (El cazador de dragones), que se rueda en Cuba desde hace algunas semanas. La producción de Zurriola Group Entertainment está dirigida por Patxi Barco y cuenta con la colaboración de TVE, ETB y el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC).
Tras su paso por Gipuzkoa, la filmación se ha desplazado a la isla, donde se recrea el pasado internacionalista de Gorka, el protagonista que encarna Asier Hormaza. El actor da vida a un antiguo miembro de ETA político militar que, ante las "insistentes" preguntas de su hijo, rememora la autodisolución de la banda en los años 80 y su posterior implicación en la lucha armada de Nicaragua y El Salvador. "¿Cómo explicar a un niño que su padre mataba por solidaridad?", reza la sinopsis.
Ángel Amigo, productor y guionista de la cinta, explica que se trata de una historia "nunca antes contada". Aunque él mismo fue polimili, advierte de que la película "no es la biografía de nadie", sino una historia "basada en hechos reales". Con ella ha tratado de plasmar cuáles son los efectos que tiene en una persona la práctica de la violencia, algo de lo que "no se ha hablado ni se habla en nuestro país". El responsable de Maité (1994), que posee un currículo salpicado de colaboraciones con Cuba, ha vuelto a elegir este país para alumbrar su última y "más compleja" iniciativa; un proyecto que nace de su anterior cinta, El año de todos los demonios, el documental sobre la desaparición de Pertur.
Dragoi ehiztaria cuenta con un presupuesto de alrededor de 2,5 millones de euros, lo que la convierte en una de las películas filmadas en euskera más caras de la historia. La Salud, un pequeño pueblo situado a una hora de la capital cubana, acogió el martes el rodaje de una escena de acción con explosiones incluidas y en la que se utilizó un helicóptero MI-25 del Ejército cubano.
Al mando de las maniobras estuvo el teniente coronel Ramiro, que ordenaba al piloto las posiciones exactas del aparato a través de un walkie talkie. "Están acostumbrados a rodar películas bélicas y tienen bastante experiencia", relataba un técnico.
Una experiencia de la que pueden presumir los más de 80 miembros cubanos de un equipo formado por un centenar de personas. Una de ellas es Magdalena Álvarez, maquilladora desde hace 36 años y ganadora de un Goya por Tirano Banderas (1993). "No pude ir a recogerlo, me lo dieron en la Embajada española, pero espero poder ir al estreno de esta película", bromea.
Magdalena hace memoria y recuerda que aprendió el oficio al realizar un curso de tres años de duración que impartió un técnico checo en 1973. "Nos enseñó peluquería, maquillaje y perruquería (postizos)", asegura en uno de los muchos ratos en los que toca esperar. "Es lo que me gusta, estoy creando y soy feliz. El cine es algo muy particular, es como un juego serio, es un trabajo que hay que amar", añade. Todos los años, esta maquilladora cubana participa en dos o tres películas además de en múltiples anuncios, y confiesa que el equipo vasco es un grupo "completico". "Hemos hecho cine con franceses, mexicanos, argentinos, alemanes… Pero la confianza que hemos logrado aquí es algo diferente. Podemos opinar, todos somos iguales, Patxi es un encanto como director y pienso que puede ser una buena película". "Lo digo de corazón", agrega.