Hoy se inaugura la primera exposición en Zuloa coordinada por el nuevo equipo de artistas que ha asumido la gestión de este espacio. Un espacio alternativo, independiente, sin fines comerciales, destinado desde hace diez años a la difusión del arte próximo. Y después de esa década, este espacio de promoción y difusión del arte cercano abre ahora con esta muestra -Sample, se llama- una nueva etapa, etapa con cambio de gestión, dejando paso a un modelo más participativo, abierto, colectivo. No deja de ser este un modelo organizativo más afín a la filosofía de otros espacios culturales independientes del Estado. Porque si estos espacios quieren servir para hacer visibles propuestas situadas al margen de los circuitos oficiales, es necesario que se nutran precisamente del compromiso de todos aquellos que crean en la necesidad de la existencia de una vida cultural fuera de las instituciones públicas. Curiosamente porque ese espacio público gestionado -más bien ocupado- por las instituciones, es cada vez menos público. Porque ya no está abierto al ciudadano. Podríamos decir que nuestras instituciones han absorbido ese espacio en el que antes se producía cierta reflexión, cierta crítica, y lo han vaciado de sentido. En definitiva y paradójicamente: el debate público hay que trasladarlo ahora a espacios privados, como puede ser Zuloa.
Y la muestra que inaugura este nuevo ciclo en la vida de Zuloa se ha alimentado con las participaciones (fotografías, dibujos, pinturas…) de creadores cercanos. Para ello se hizo una convocatoria abierta. No podría ser de otra forma. Exposiciones colectivas y abiertas ha habido unas cuantas en Zuloa, todo hay que decirlo, pero en esta ocasión algo ha cambiado: ésta es la primera exposición colectiva que se ha coordinado de una forma plenamente colectiva. El nuevo equipo de Zuloa surge además, de la Asamblea Amarika. Un forma de demostrar que este colectivo de artistas no sólo está interesado en gestionar los tres espacios expositivos de la Diputación, sino que también están dispuestos a asumir la coordinación de un espacio que no cuenta actualmente con ningún tipo de ayudas institucionales para sobrevivir.Son necesarios en las ciudades los espacios culturales alternativos, al margen de las instituciones públicas, espacios que no tienen afán de lucro, que se alimentan de las ganas de hacer, de la ilusión, del compromiso. Curiosamente estos espacios son ahora más públicos, abiertos, que los creados por las instituciones públicas.
Y no, no es fácil que un colectivo asuma la tarea de coordinar un espacio así. Vivimos en un mundo en el que las personas buscan sacar rentabilizad económica de su trabajo. Y así, no se entiende que alguien realice una actividad sin sacar un provecho económico de ello. Es algo poco entendible por la mayoría. En fin, pocos saben que la mejor recompensa es aquella no contabilizable: la que se obtiene simplemente por haber realizado una tarea bien hecha.