Vitoria. No ha sido un año sencillo. La crisis está retrayendo muchos bolsillos y más cuando de cultura se trata. El propio Festival Internacional de Teatro de Vitoria se ha tenido que amoldar esta vez a esa situación al contar con un 15% menos de presupuesto. Pero parece que la oferta del programa, unido al mantenimiento del precio de las entradas y cierta bajada en el coste de los abonos ha funcionado. Y es que la trigésimo cuarta edición del certamen ha bajado el telón con una ocupación media del 90,91%, lo que supone todo un récord superior en tres puntos porcentuales a los vivido en 2008. De ahí que el Ayuntamiento de Vitoria, pasando de lo cuantitativo a lo cualitativo, esté más que contento, eso sí, con la intención de cara a 2010 de no conformarse y enfrentar nuevos retos.
Siguiendo con las cifras, 20.378 personas de todas las edades han pasado por taquilla (no se cuentan aquí los espectadores de los montajes realizados en la calle). Esto, en realidad, supone una cifra un poco inferior a la de hace doce meses, aunque la explicación es sencilla: los pases de los diferentes espectáculos han sido menos perdiéndose por el camino un público potencial que hubiera podido ocupar unas 2.800 butacas.
Nueve propuestas han colgado el cartel de completo y 14 han superado el 90% de asistencia. Como de costumbre, los más pequeños han sido los más fieles al Principal (sin olvidar el nuevo éxito del Proyecto Bebés), aunque destaca de forma importante este año la alta concurrencia adulta que han reunido los dos montajes propuestos en el escenario Federico García Lorca de Lakua. Ambos han estado completos al 100%, mientras que las tablas del Jesús Ibáñez de Matauco, en el centro cívico de Hegoalde, han registrado un también destacado 82,20% de ocupación. Dos datos que para la Red Municipal de Teatros, dirigida por Marta Monfort, cobran especial relevancia puesto que en los dos espacios se han presentado los espectáculos más arriesgados y comprometidos.
Volviendo al Principal, los montajes que más demanda han conseguido han sido Giselle (del Ballet Nacional de Moscú), Piedras en los bolsillos (protagonizada por Fernando Tejero), 1984 (montaje dirigido por Tim Robbins que llenó dos días el teatro y eso que las representaciones eran en inglés), Fedra (con Ana Belén y Fran Perea) y Días de vino y rosas (ofrecida por Silvia Abascal y Carmelo Gómez). En el otro lado de la balanza se han situado propuestas como la de los imprescindibles La Zaranda o la cantante Ute Lemper, apuestas más complicadas para el gran público pero que son parte de la esencia de este certamen y así lo seguirán siendo.
"El Festival se muestra en un momento muy importante y maduro a nivel de concepto, objetivos y crecimiento; pero debe aprovechar este instante para crecer y ser un certamen referente en el país", afirmó ayer el Ayuntamiento a la hora de hacer balance.
En paralelo Pero el certamen ha tenido otras ramificaciones tanto de cara al público como a los profesionales del sector, contando además con un buen número de compañías alavesas tanto en la exhibición como en la organización. Actividades que el área de Cultura, liderada por Maite Berrocal, también ha valorado de manera importante.
En cuanto a las representaciones inaugurales del Festival que se realizaron tanto en las calles de la ciudad como en puntos nada habituales (tranvía, plaza de abastos...), ha sido una de las grandes novedades de esta edición, una propuesta encaminada a recuperar el espacio público como lugar de encuentro también para las artes escénicas al tiempo que se establece una nueva conexión con los grupos alaveses, algo a destacar por parte de la organización.
En lo que se refiere tanto a las también novedosas jornadas sobre la performance y el encuentro técnico acerca de los criterios de calidad aplicados al teatro, el Ayuntamiento ha resaltado su capacidad de enriquecimiento. Eso sí, el certamen no ha podido celebrar la segunda edición de sus encuentros creativos por problemas de agenda de los participantes, aunque la idea se retomará en 2010.