Una pared, una obra, un espectador. Para unos cuantos, su experiencia con el arte, ya sea clásico o contemporáneo, se resume así. Incluso para algunos artistas. Una visión limitada que, sin embargo, no debe ser tomada como norma. Porque en el antes, el durante y el después de una creación existen infinitos procesos, reflexiones, momentos y mensajes. Un proceso de producción que va más allá de la mera y temporal puesta en escena de una pieza, ya sea una pintura o una performance, incluyendo entre ambas todo el abanico de formas de expresión artística.

El programa Inmersiones es un claro ejemplo de ello. Aquí no se expone. No se trata de que una persona llegue, inaugure su muestra, se marche a casa y el público pase por delante de sus propuestas. Aquí, el creador acude con las obras con las que está trabajando para defenderlas ante colegas, espectadores y agentes culturales buscando oportunidades pero también compartir con otros experiencias y maneras de hacer. El artista se relaciona aportando su labor y esperando que el resto le pueda sumar. El arte bucea en sí mismo para darse a conocer y ayudarse.

La propuesta, que parte de la iniciativa del Proyecto Amarika, vivió el año pasado su primera edición con una muy buena acogida por parte de los diferentes sectores implicados. Con el listón bien alto, Inmersiones celebra este mes su segunda entrega bajo la coordinación de Izaskun Álvarez Gainza con la intención de seguir creciendo, de ser un referente único para los artistas emergentes del País Vasco y Navarra.

Su primer paso se produjo hace un par de semanas con un taller-convivencia llevado a cabo en Etxabarri-Ibiña en el que paisajistas y creadores se fundieron con la naturaleza. El primer resultado se puede ver desde el pasado viernes en la sala Amárica en forma de exposición colectiva. Aunque el contacto fue tan rico que se esperan futuras colaboraciones entre los participantes.

Pero el grueso del programa se vivió ayer en el mismo espacio gasteiztarra y tendrá su continuidad el próximo sábado. Entre ambas jornadas, 30 artistas de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra están presentando sus trabajos más recientes y sus procesos de creación actuales. A ello hay que sumar, la consulta de los 45 dossiers de otros tantos autores (individuales o colectivos) que se pueden encontrar en la sala.

Una amplia oferta a modo de mapa sobre la creación actual en el País Vasco y Navarra que ayer, por ejemplo, reunió incluso a más gente que hace un año y eso que algunos problemas técnicos dificultaron el arranque de las presentaciones de los artistas. Cosas del directo.

Sobre la premisa de la variedad de formas y fondos, los participantes fueron desgranando argumentos y obras consiguiendo una acogida bastante buena en la mayoría de los casos. Un buen ambiente que continuó en la comida popular que creadores y agentes culturales tuvieron en la propia sala Amárica (ofrecida, por cierto, con mucho acierto por la Escuela de Hostelería de Diocesanas).

El próximo sábado regresarán las presentaciones de los autores restantes. Pero ahí no se detendrá Inmersiones. En diciembre se celebrará un taller sobre diseño industrial. En enero de 2010 tendrá lugar un encuentro de proyectos culturales independientes y entre ese mes y febrero se desarrollará una gira que terminará en ARCO para llevar el trabajo de los artistas participantes en esta segunda edición ante diferentes agentes culturales, comisarios, galeristas, museos y centros del Estado.