BILBAO. "Salgo de Etxea y me pierdo por Kalea, mi calle de siempre, al encuentro de la gente". Así resume Kepa Junkera los dos pasos que ha dado hasta el momento en su trilogía, iniciada el año pasado, para trasladar el cancionero popular euskaldun a artistas y músicos estatales e internacionales. Tras Etxea, el martes llega a las tiendas Kalea (Warner), el álbum del proyecto "dedicado a la diáspora vasca". Por ello, este disco doble incluye a 82 artistas del continente americano. De Lito Vitale, León Gieco, Ivan Lins, Pablo Milanés, Juanes o Lila Downs. "Se han quedado fuera miles de músicos. En cada pueblo americano se podía hacer un disco completo", indicó el trikitilari ayer en Bilbao.

Kalea es el segundo paso de esta trilogía ambiciosa de Junkera aunque, curiosamente, fue el primero que le vino a la cabeza, ya que el bilbaíno tiene familia en Argentina. "Está dedicado a la diáspora, que fue a América. He tratado de ir a grabar allí donde la presencia de los emigrantes es más amplia", dijo.

Habla de Chile, México, Colombia, Argentina, Guatemala, Perú, Uruguay, Cuba, Venezuela, Brasil o Nicaragua. De múltiples estudios de grabación donde se ha encontrado con "la gente, conocidos, desconocidos, amigos, todos ellos vecinos de innumerables estancias llenas de sueños mágicos", explica Junkera, para quien el disco es "un pequeño pero sincero homenaje a todas las calles del mundo". Y un disco cuyo trabajo ha sido agotador. En total, un año de llamadas, mails, viajes...

Dice que repetiría porque asegura que ha sido "feliz recreando las canciones que mucho antes otros llevaron lejos para sentirse cerca". Canciones como Txoria txori, con el que se atreve Milanés en homenaje a Laboa; Haurtxo polita, en la voz de Lila Downs; Aldapeko, con el multiplatino Juanes, de ascendencia vasca, al micrófono; o un Agur Jaunak que interpreta León Gieco, autor de Sólo le pido a Dios.

Ellos son sólo algunos de los 82 artistas, entre músicos y cantantes, que aparecen en este ambicioso disco que mantiene la filosofía de Etxea, la de "elegir las canciones que más me gustan y hacer que las cante gente de otras latitudes". Junkera pasó de puntillas por la controversia levantada por la millonaria subvención concedida por el Gobierno Vasco anterior para impulsar este proyecto. "Al final, me ha servido de aliciente, ha incidido de forma positiva", aclaró.