Esta es la historia de una joven que pasó de trabajar en Zara a crear todo un imperio. Un sueño cumplido. Un deseo de infancia y juventud hecho realidad tras años de exposición, inversión y duro trabajo. Quizá demasiado, como cuando se alejó de las redes varias semanas tras romper con su querida Alba Paul. Una absoluta exhibición de su vida que con luces, y también sombras, le ha elevado al altar de las influencers españolas. Porque si por encima de edades, generaciones y brecha digital, existe un rostro popular en el ámbito instagramer, esta es Aida Doménech, conocida por todos (y todas) como Dulceida. Nacida en Barcelona en 1989, para nada imaginaba hace solo tres décadas lograr la fama de la que hoy goza. Ni tampoco ser la mano derecha de las más importantes marcas de moda para con ese público que todavía no supera la treintena al que muestra bolsos, chaquetas, sudaderas o vaqueros a un precio estimado de 4.500 euros por post. O lo que es lo mismo: más de 150.000 euros al mes. O dicho de otro modo: 1.800.000 euros al año para mantener una empresa tras la que trabajan una veintena de personas y que, además de sesiones de fotos, vídeos y posados, organiza el Dulceweekend, el festival de moda y música de la influencer al que define como el evento al que ella le encantaría ir.
La catalana, con una carrera en absoluto in crescendo, acaba de batir esta semana otro récord: superar los tres millones de seguidores en Instagram, su red social favorita y de cabecera. "No sabéis lo afortunada que me siento de poder crecer a vuestro lado. Tengo la sensación de que ya llevo media vida por aquí", ha destacado a sus 32. Once años después de la publicación de su primera imagen, subida a dicha red social en 2011, y que ya es historia de la llamada cultura pop.
Un tiempo de consumo fast en el que, más que nunca, adquiere valor ese viejo eslogan que afirma que lo importante no es llegar, sino mantenerse. Aparte de sus prestigiosas colaboraciones, su cercanía y naturalidad, buena parte del secreto de su éxito radica en que la joven comparte momentos de su vida privada, como el inicio y ruptura de su noviazgo con Alba Paul, o su ceremonioso matrimonio. Esa mezcla de profesionalidad y reality que tanto, y tan bien, ha sabido rentabilizar.