Dulceida está triste y miles de seguidores comparten con ella dicha aflicción. Porque aunque ya no sea la que más millones de followers sume, ni la más divertida, ni siquiera la que más interese (con todos mis respetos), lo que sí es cierto es que Aida Domènech fue la primera en aterrizar en un mundo de nueva creación. La más espabilada para percibir fortuna y negocio como it girl cuando pocos habían escuchado aún la expresión story. La más avispada también para posicionarse en la pole position de los perfiles sociales dedicados a la moda, belleza y dolce vita. Nació, creció y se forró digitalmente. También su conocida troupe, liderada por el desaparecido Sergi Pedrero (poco se sabe de él desde su escándalo en agosto de 2018), Lucre (el que habla con voz de bebé) o Javier Calvo (íntimo de la de Badalona). Dentro de este selecto grupo de amigos y amigas, Dulceida también halló el amor junto a Alba Paul.
Y ambas, con la libertad y la defensa de los derechos homosexuales por bandera, contrajeron matrimonio el 10 de septiembre de 2016 en la cala Morisca, Sitges (Barcelona). Un enclave de ensueño que supuso también un renacer, un nuevo punto de partida para relanzar (ya como pareja) el rentable business que la catalana tenía en marcha. Porque, al principio, lo rentabilizaron absolutamente todo. Dicen las malas lenguas que mientras ellas lucían en Instagram sudaderas y camisetas por más de 5.000 euros/posado, otros modelos e influencers no cobraban ni la mitad por colaboraciones o publicidad convencional.
Pero como (casi) nada es para siempre, y confirmando los rumores que se multiplicaban desde la pasada primavera, Dulceida (para drama de su comunidad) anunciaba la pasada semana que, por ahora, "rompe" su relación con su mujer: "Hemos decidido pasar este mes separadas. Yo voy a estar en Ibiza y ella haciendo sus cosas. No sabemos qué va a pasar, creo que es algo muy nuestro y por eso os pido que nos respetéis. Son momentos difíciles". Quizá el punto y final a una bonita relación entre dos mujeres que sirvió de espejo y referente para cantidad de seguidoras. Ya solo por ello, Dulceida, mereció la pena.