Se ha convertido en el 'Expediente X' de la pandemia, En el mayor fenómeno paranormal desde el incidente OVNI de Roswell. Un caso digno de Ed y Lorraine Warren, o de sus hermanos castizos Iker Jiménez y Carmen Porter. El conocido como 'el Sol de México' lleva meses desaparecido. 'Out' total del avistamiento humano. Ni un solo post en redes, rastros vagos de él en la costa de Miami, también en Acapulco, pero lo cierto es que desde que estallara la crisis mundial del Covid-19 nadie sabe a ciencia cierta su paradero.
Siempre ha sido raro, de los de no defecar fuera de casa, evitar abrazos y beber agua con pajita. Pero lo ocurrido con Luis Miguel desde que estallara en marzo del pasado 2020 la crisis mundial por el coronavirus supera a cualquier trama de Star Wars. O de Las crónicas de Narnia. El archiconocido cantante se halla en paradero desconocido. Tanto que el pasado mes de abril, en pleno confinamiento, el intérprete de La Bikina cumplió 50 años y no hubo ni una sola mención en sus redes sociales oficiales, esas que tanto nutre con posts pomposos, filtros Valencia y tonos brilli-brilli. Tampoco estas semanas, en las que se celebran los 39 años de la publicación de su primer disco, Directo al corazón (temazo). Y claro, las especulaciones ya comienzan a amontonarse.
La prensa mexicana asegura, sin datos, que sigue confinado en su yate en la costa de Miami bien lejos de sus amigos, de su familia y también de su última pareja Mollie Gould. Al más puro estilo Contigo no, Bicho. Pero son solo especulaciones, pues también se dice, o se rumorea (según la revista Pronto) que un grupo de fans lo identificó el pasado diciembre en Acapulco con una modelo argentina llamada Mercedes Picky Villador. ¡Qué pillo!
Lo que está claro es que el conocido como El sol de México siempre ha sido amigo de la soledad: en su casa hasta el culo le descansa. Quizá por ello tiene contacto mínimo con su hija mayor, Michelle (de ya 31 años), y nulo con los chavales que tuvo con Aracely Arámbula: Miguel, de 14 años, y Daniel, de 12.