En la tele, como en la vida, lo que triunfa es la naturalidad. Y echarle un poquito de cara. Bien lo sabe Ana Obregón, que abandonó los laboratorios biológicos para labrarse una carrera como actriz. El éxito interpretativo nunca le llegó, todo sea dicho, pero terminó preparando paellas con Steven Spielberg y, lo más importante, presentando junto a Ramontxu el concurso '¿Qué apostamos?'.
Pues bien, la benjamina del clan Cantora emergió hace ya un lustro en televisión como tímida defensora de su primo Kiko en aquel 'Gran Hermano VIP' en el que duró menos que un langostino en Navidad. Su alegato y desparpajo, en cambio, gustaron tanto que Telecinco poco tardó en ofrecerle una silla en el corral. Y ella, por supuesto, aceptó. Porque Anabel Pantoja ni canta, ni baila, ni pincha (solo las bravas), pero goza de ese jugoso talante que nunca ha cultivado en público su folclórica tía Isabel.
El mismo que le ha llevado esta Semana Santa a imitar, en modo castizo, a las hermanas Kardashian, las mismas que con solo mostrarse en ropa interior desatan a nivel mundial oleadas de retuits, me gustas y trending topics.
Está claro Anabel no luce sus millones, ni tampoco ese equipazo de community managers que gestionan las redes de las americanas, pero con su gracia innata y naturalidad, la andaluza ha logrado superar el millón de seguidores en Instagram y lo ha celebrado, al loro, mostrándose en pelota picada. Desnuda, pero con pose natural, artístico y confinado. Al estilo de otros famosos como Edurne, Cristina Castaño o Risto Mejide, pero con más guasa. Por cierto, algún día habrá que explicar a Paco León eso de que por fornicar y andar desnudo no matan a ninguno.
El caso es que, con las Kardashian como sumo referente, Anabel se ha atrevido estos pasados días santos a imitar varias de sus poses, la mayor parte de ellas en ropa interior. Y como el nivel en Instagram lo sigue marcando el buenorrismo, la carne y los viceversas, las instantáneas han causado verdadero furor entre sus fans, que le han elevado a la lista de las 'influencers' del millón.
Con la gran y positiva diferencia, eso sí, de que la sobrina de la Pantoja no guarda reparos en lucir su figura al natural, reconociendo que para las fotos "mete barriguita". Vive encantada con su cuerpo y le gusta lucirlo. Todo un ejercicio de sencillez y franqueza en un mundo digital infectado de silicona, poses insufribles y bíceps desorbitados.