No hay dos sin tres. ¡Y mucho más si eres la chica del momento! La cantante pamplonesa, tras marcarse una inolvidable actuación en la gala de los Goya (lo mejor de una noche soporífera), también ha aprovechado el inicio de mes para modificar su pentagrama del amor. Y lo ha hecho junto a otro tipo moderno: el actor Álex de Lucas. Pelos alocados, barbas de cuatro días y pantalones de pitillo. De esos que tanto luce en 'Paquita Salas'.
La noche de la gala de los Goya me conquistó. Y he de reconocer que, a pesar de ser pamplonesa y de casi mi mismo barrio, quien escribe este texto nunca ha sentido especial devoción por Amaia Romero. De hecho, en aquella final mítica de Operación Triunfo 2017 voté por Ana Guerra (y por aquel tango algo agallinado que interpretó). Pero su actuación en la noche del cine español ha supuesto un antes y un después. Un punto de inflexión en su carrera. Fue algo mágico. Sublime. Lo mejor de un programa televisado de más de tres horas que aburrió hasta a los gatos, pero que ella y su sentido homenaje a Pepa Flores (con Canción de Marisol) lograron levantar durante diez minutos. Y por ello ya merece todos mis elogios. Eso sí, cárcel directa para el ejecutor de la peor gala en mucho tiempo.
El caso es que justo un día después, las indiscretas cámaras de la prensa salsera confirmaron un rumor que ya la misma noche de los Goya era casi evidencia: la cantante pamplonesa tenía nuevo novio. Su complicidad en la alfombra roja, también en el photocall y ante las rígidas cámaras de TVE, donde jugaron en directo con un gran conejo de peluche blanco (un sinsentido total, todo sea dicho), evidenciaba que Álex de Lucas bebe los vientos por la de Mendillorri. Y así ha sido. Todas las revistas del corazón recogen esta semana el nuevo noviazgo.
Amaia Romero, que acaba de cumplir 21 años (y parece que ha vivido ya tres vidas), y Alex de Lucas se conocen del entorno de los Javis. ¡Cómo no! El joven actor interpreta de hecho a un personaje en la serie Paquita Salas (al mensajero del que se enamora Magüi, llamada en la vida real Belén Cuesta), y además también luce ese ingrediente moderno que tanto gusta a la navarra: pelos alocados, barbas de cuatro días, pantalones de pitillo y un grupo, The Parrots, en el que ejerce como bajista.
Es un estilo al ya olvidado vocalista del grupo Carolina Durante, pero sin esa tontería de creerse la última Coca-Cola del desierto. Diego Ibáñez ya es historia. Alfred, por supuesto, prehistoria. Y ahora el presente amoroso de Amaia se escribe con tres palabras: Álex de Lucas. Quédense con el dato.