Hay frases perfectamente reversibles. Como la que pronunció el pasado lunes Arnaldo Otegi refiriéndose al lehendakari. Dijo el coordinador general de Bildu que Imanol Pradales había cambiado la música y que ahora faltaba ver la letra que le pone. Es tal cual lo que se podría afirmar sobre sus propias declaraciones de los últimos días y de las del líder parlamentario de la coalición soberanista, Pello Otxandiano. Las palabras tras la reunión en Ajuria Enea son el mejor ejemplo. Ni los más viejos del lugar recordaban a un dirigente de la izquierda abertzale mostrando un tono tan conciliador, incluso con elogios a Pradales, como el que utilizó Otxandiano. El cambio de partitura resulta evidente. Ahora, parafraseando a Otegi, aguardamos con expectación el contenido de la letra. Sería una maravillosa noticia para una buena parte de la ciudadanía vasca que las dos formaciones fueran capaces de cantar a dúo, aunque todavía sería mejor que lo hicieran a tres voces, incorporando también al PSE.

Confieso que me debato entre el escepticismo basado en decenas de experiencias del pasado en las que las buenas intenciones acabaron estrellándose con la pelea política y la esperanza de que esta vez sí sean posibles los acuerdos. Y lo digo en plural porque son varios los consensos amplios que necesita este país. Creo que si preguntamos en la calle, el más urgente es el pacto sanitario. Abordándolo, eso sí, sin trampas ni demagogias catastrofistas, como si tuviéramos un sistema de Salud Público de dictadura bananera. En paralelo, porque no son cuestiones excluyentes sino complementarias, hay que hincar el diente en serio a la eternamente aplazada renovación del Estatuto o, si preferimos la expresión alternativa, del nuevo Estatus de Euskadi. En ese sentido, es una buena noticia el anuncio del PNV de que asumirá el liderazgo en esta materia y conversará discretamente con el resto de las formaciones. Ojalá la iniciativa dé sus frutos.