Es muy frecuente que nos digan a las víctimas de pederastia. “Con la Iglesia hemos topado”.
Comenzamos nuestras denuncias en el año 2019, el mismo en el que el papa Bergoglio emitió la Carta Vos estis lux mundi. El 7 de mayo se cumplieron cinco años.
En el artículo 20 de sus disposiciones generales ordenaba a sus clérigos la denuncia civil de los casos de pederastia eclesial. No le han hecho caso.
Las víctimas hemos conocido en este tiempo como presidente de la Conferencia Episcopal a Ricardo Blázquez, Juan José Omella y actualmente Luis Argüello.
El primero afirmaba que “ante la publicación de informes tremendos, se ha podido tener la impresión de que la pederastia es exclusiva de sacerdotes, y de que los curas católicos son pederastas”.
Recordó que, “según estudios estadísticos, el 80% de los casos tiene lugar en las familias, el 3% en la Iglesia y el resto en el deporte y la educación”. Ponía en marcha el ventilador para repartir responsabilidades sin asumir las propias.
El purpurado reconoció que existía encubrimiento y traslado de clérigos y no recomendaba el pago de indemnizaciones ante el riesgo de chantaje por parte de los abusados. Una vela a Dios y otra al diablo.
Al cardenal Omella le tocó enfrentarse al encargo que el Congreso hizo al Defensor del Pueblo. En su primera reacción al informe no se anduvo con paños calientes. “Es mentira”, declaró. Se refería a los 440.000 abusados por la Iglesia que resultaban de un estudio estadístico realizado a 8.000 personas.
La Iglesia no quiso participar en la elaboración de este informe ni nombrar un portavoz en la comisión.
Elegante, Gabilondo declaró que su colaboración había sido “dispar”.
La CEE con Omella encargó una investigación “independiente” a un despacho ligado al Opus Dei.
Cremades & Calvo Sotelo recomendaba la creación de un fondo de compensación a las víctimas. No fue bien recibido en la CEE.
Omella señaló que el documento llegaba “un poco tarde”, cuando la Iglesia ya tenía el “trabajo hecho”.
En su informe redujeron el número de víctimas a su conveniencia. Ya les quedaban solamente 806 de las 1.383 del Cremades.
Se permitieron clasificarlas: 205 casos probados, 70 verosímiles, 75 pendientes de resolución y 280 no probados. Y le llamaron a su informe Para dar luz. ¡Qué ironía!
Convocados por el papa fueron a Roma los miembros de la CEE y salieron dando palmas. Dijeron alborozados que no se había tocado el tema de su pederastia. “No ha habido un tirón de orejas”, declaró Omella. En su propia alegría reconocían la culpa.
En marzo de este año fue elegido Luis Argüello como secretario general de la CEE entre 2018 y 2022, dijo que sólo eran “pequeños casos” y que España era una excepción en el mundo católico.
Ahora afirma que el plan del Gobierno que pretende indemnizar a las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia, le parece “sangrante y profundamente injusto”
Añade que, al no abordar la reparación a todas las víctimas de pederastia en cualquier ámbito, “rompe las reglas del Estado de Derecho”.
Finalmente se declara “perplejo, aunque dice estar dispuesto “a tragarse el sapo”.
Desde luego, no es un mensaje muy esperanzador para las víctimas que aún no tenemos digerido el sapo de nuestro sufrimiento. l
En nombre de Avipiren (Asociación de Víctimas de Pederastia en Instituciones Religiosas en Navarra)